"Bebe, fuma y drógate, idiota". Serie Manipulación a la Población
De entre todas la seudosoluciones que se proponen para la problemática del narcotráfico y las adiciones, ninguna pasa por hacer al individuo responsable de sus actos, y no entendemos por qué no. Hoy hablamos de drogas poniendo énfasis en los que presumen de disfrutar de la vida porque consumen.

Índice
De tontos útiles y otros ejemplares
La dinámica de la manipulación
De tontos útiles y otros ejemplares
Hoy hablamos de narcotráfico, de drogas y de su consumo, incluyendo el alcohol y el tabaco, pero sobre todo el resto de las drogas, que en este caso son ilegales, tanto duras como blandas. Y no lo voy a hacer desde el punto de vista moral, desde el momento en que yo no tengo un problema moral con el consumo de drogas. Mi mensaje es otro mucho más profundo, como siempre. Nada que tenga que ver con el consumo de drogas se reduce sencillamente a un problema moral, es decir, a que esté bien o mal tomar drogas. Perderse en el discurso del bien o el mal en lo que respecta al consumo de drogas es desviar la atención de los problemas auténticos que plantean el tráfico y el consumo de drogas.
Primero querría especificar que existe una vinculación muy grande entre el trauma y el consumo de alcohol y de drogas. Dentro del trauma hay diferentes perfiles, porque en la vida hay diferentes perfiles de personas. El consumo de drogas de algún tipo, incluyendo la comida, que se convierte en una droga para muchas de estas personas, es muy común entre aquellos que han sufrido traumas que no pueden soportar. Las personas traumatizadas que se hacen adictos a la comida tienen unos perfiles concretos que necesitan el estímulo de la comida en particular. Las personas que se hacen adictos a las drogas ilegales tendrían un perfil adictivo, pero a otro tipo de producto. Y luego estamos las personas que no nos hemos hecho adictos a nada a pesar de los graves traumas que hemos tenido.
Con esto no quiero hacer sentir culpable a nadie, pero sí dejar claro que no por el hecho de haber sufrido trauma una persona se vuelve adicta. Hay una gran vinculación entre estas dos cosas, pero no siempre van unidas. Depende del perfil psicológico de cada persona, de los recursos cognitivos y emocionales que cada uno tenga, de la educación, de las redes de apoyo social y del sentido común que cada uno practique.
Pero hoy no vamos a hablar de las personas que han desarrollado adicciones porque tengan situaciones de vida que son insoportables, porque esa es otra problemática diferente. Al fin y al cabo, las personas en esta situación son mucho más tendentes a buscar ayuda, tienen una actitud más resolutiva ante su problema, y están mucho más capacitadas para salir de la drogadicción que el tipo de persona que describiremos hoy.
Aquí vamos a hablar más bien del drogadicto, del borracho y del fumador social. De esos que se creen más listos que ninguno y que te miran un poco por encima del hombro porque ellos toman drogas, pero tú no, porque tú eres un aburrido. Porque drogarse, por alguna razón, se entiende como algo divertido que hacen las personas libres, frente a las personas reprimidas, esto es, las que no tomamos drogas.
Existe una teoría en psicología que divide a las personas en dos grupos según el nivel de activación de su sistema nervioso. Estarían las personas extravertidas y las introvertidas. Aunque parezca contraintuitivo, la persona extravertida según esta teoría sería una persona que está en un estado de activación permanente muy bajo. Son personas tendentes a la depresión y que necesitan llevar a cabo actividades que les ayuden a subir el nivel de activación de su sistema nervioso precisamente para no caer en la depresión. Hablamos de este tipo de personas cuando hablamos de los recursos en trauma. Una de las actividades más sencillas de llevar a cabo por estas personas para estar permanentemente activados pues sería beber y fumar de forma social en grupo y, por supuesto, tomar drogas activadoras. Es decir, que muchas de estas personas que se creen muy divertidas y que se hacen pasar por muy felices porque toman drogas son personas que entran dentro de esta categoría de extravertidos por fuera y deprimidos por dentro. Esto significa que en realidad esto trae mucho sufrimiento a estas personas; debajo de la máscara de personas felices lo que hay es una persona que no soporta quedarse a solas consigo misma.
Pero vayamos más allá y hablemos claro: cuando te drogas te conviertes en un tonto útil para el sistema que te quiere drogado, es decir idiotizado.
Una población enferma por el tabaco y el alcohol es una población dependiente del sistema, porque tendrá tendencia a enfermar. Por otro lado, una población drogada, en estado alterado de conciencia a perpetuidad es una población muy fácilmente manipulable a la que podemos controlar mentalmente sin dificultades. Y si controlamos a los individuos mentalmente los controlamos en todas las esferas de la vida. Recordemos que uno de los métodos más eficaces para controlar mentalmente a las personas según los métodos de control mental oficiales, hoy supuestamente terminados, y en las sectas, sería la toma de drogas. No solamente drogan a los individuos para lavarles el cerebro en un momento dado del tiempo, sino que invierten esfuerzos en hacer que los individuos sometidos a la secta o al control mental lleguen a ser adictos de alguna droga o de varias en el largo plazo. Es como decir que extrapolan las mismas técnicas de control mental duro que usan con esos individuos, a la población general mundial en una especie de control mental blando. Solo que en este caso tú tienes la sensación de estar haciéndolo porque tú quieres, con libertad, cuando en realidad eres solo un tonto útil.
Una vez que empiezas a tomar drogas te haces adicto y ya no puedes parar; no sigues tomando droga porque te guste o porque tú quieras, sino porque eres adicto. Y lo peor de ser adicto es que terminas siendo un robot en las manos del sistema que te quiere idiotizado. Es una fórmula perfecta de manipulación y control de la población que se utiliza en muchos contextos diferentes, pero en el contexto de la droga y el alcohol se ve perfectamente claro.
Y aquí hay un elemento que debemos tener en cuenta en este debate, y es que comprendemos que los seres humanos tengan tendencia a beber alcohol y a tomar drogas, que esto no es algo nuevo inventado en la era moderna. En lo que respecta al alcohol, llevamos tomándolo, por lo que parece, miles y miles de años. En unas cuevecitas excavadas en el suelo que se encontraron en Capadocia, Turquía, que se calcula que tienen por lo menos 10 000 años, se encontró una bodega en donde se piensa que se fabricaba el vino. Es decir, que los seres humanos hemos tenido estas costumbres desde hace miles de años, eso lo admitimos. Otra cosa es que el alcohol que tomábamos entonces tenga algo que ver con el alcohol que tomamos ahora. Aquello era un alimento nutritivo en forma de bebida; lo que la gente bebe hoy día, y eso incluye el vino, es un producto que está modificado genéticamente, que puede estar fabricado a propósito para que te vuelvas adicto inmediatamente, y que provoca unas secuelas en tu cuerpo que te llevan a la enfermedad y a la muerte muy pronto. Con los productos que consideramos drogas ilegales ocurre lo mismo. En el pasado estos eran productos naturales, no modificados genéticamente. No tenía elementos adictivos tan fuertes y no destrozaba el cuerpo a su paso.
A todo esto, hay que sumar el nivel de trauma que tiene toda la humanidad al completo. En un cerebro traumatizado la droga tiene un efecto muchísimo más patológico que en un cerebro maduro. Sabemos que cuando hay trauma (y la mayoría de la población mundial en estos momentos está traumatizada), aunque sea mínimamente, todo lo que consumimos va a tener un efecto más patológico que si tuviéramos un cerebro integrado. El cerebro maduro e integrado es capaz de asimilar los productos que tomamos con relativa facilidad. Si el sistema nervioso funciona bien, el cuerpo funciona bien. Ya sabemos hace tiempo cómo el trauma afecta al tracto digestivo, impidiendo la asimilación de los nutrientes de forma normal y creando muchos problemas en todos los sistemas que dependen de la digestión, que son casi todos, desde la energía en los músculos hasta la cognición y la concentración a la hora de estudiar. Un sistema digestivo que está funcionando mal a causa del trauma no puede digerir apropiadamente un tóxico que además ha sido modificado genéticamente, por lo que ese producto solo va a generar problemas.

La dinámica de la manipulación
Existe una dinámica de manipulación con respecto a las drogas, que no es única para este contexto, claro está, y que ya hemos visto muchas veces. Primero está provocar reactancia, lo que se consigue ilegalizando el producto. El hecho de que las drogas sean ilegales provoca que los adolescentes, sobre todo, pero también los adultos con mente de adolescente (que son la mayoría hoy día), entren en reactancia y se muevan en la dirección de tomar drogas, solamente porque está prohibido. Esta es la primera trampa en la que caen aquellos que se creen muy libres y rebeldes pero que son los más fácilmente manipulables.
Después está la vinculación de las drogas con algo glamuroso que viene del cine y de la televisión. A la persona sensata que no toma drogas se la retrata como una persona sin interés. Al drogadicto (porque de eso hablamos), se le retrata sin embargo como alguien muy interesante que atrae mucho a la gente, y que tiene muchas experiencias que contar o que vivir. Esta es la segunda trampa en la que caen los tontos útiles del sistema. Y entendemos que un adolescente caiga en esta trampa, porque un adolescente está en la fase de formar su personalidad y de decidir quién y cómo va a ser en la vida, y es normal que se sienta atraído por los ídolos que se le presentan delante, y que lo influyan, aunque sean ídolos completamente superficiales, sin sustancia, sin valores y sin nada que contar en la vida… Lo que no entendemos tan bien es que haya tantos adultos que siguen picando en esta trampa a pesar de ser adultos.
Y luego está la cultura del malote. Que ser bueno ya no se estila, ahora hay que ser malote. Suponemos que las personas que toman drogas porque son malotes son las mismas que afirman que todos llevamos a un asesino psicópata dentro y que todos somos capaces de matar y otras estupideces por el estilo, claro. No podemos imaginarnos a un malo de película que no tenga un cigarro en la boca o que no beba güisqui como si fuera agua, de un trago, como un machote, o que no tenga un vicio secreto en la forma de alguna droga moderna. En la vida real, esto se traduce en que, en ocasiones, el hecho de ser detenido por la policía o haber pasado algún día en el calabozo, o incluso en la cárcel, por tener tu pequeña plantación en casa, o por menudear, es para muchos un rito por el que hay que pasar para ser aceptado como el más malote del barrio. El más tonto del barrio, diría yo.
De lo que no se dan cuenta ninguno de estos, ni los adolescentes ni los adultos es de que ese es el estado exacto y perfecto en el cual el sistema quiere que estés. El sistema que controla este Orden Mundial en el que vivimos necesita de individuos idiotas, y eso es exactamente lo que tú eres, tú que te drogas porque te crees que eso es lo que tú quieres hacer, y porque te crees que te gusta y porque eres muy libre. De lo que no te das cuenta es de que si puedes conseguir droga todos los días ahí fuera es porque el sistema te lo permite. El mayor traficante de drogas de este mundo es la CIA, la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, y esto es algo que ya he repetido en otras entradas y que puedo afirmar con franqueza porque es algo que está perfectamente documentado.
Y aquí vamos a parar un poco, porque hay que fijarse atentamente en el significado de que la CIA sea el mayor traficante del mundo de las drogas que tú tomas. Hablamos de uno de los centros de control poblacional más importante. Esto ya nos debería dar una pista. Que sean al mismo tiempo los individuos que controlan a la población mundial y los individuos que trafican con las drogas que consumen muchos, debería alertarnos lo suficiente. Tú puedes drogarte porque ellos te lo permiten. No solo te lo permiten, es que quieren que te drogues, por eso insisto en que cuando tú te drogas, cuando bebes, cuando fumas estás exactamente donde ellos quieren que estés. Eres un obediente tonto útil.
Las personas que fuman, que beben y que se drogan son las personas más fácilmente influenciables de todas. Por eso nos da risa cuando los oímos hablar de lo muy libres y lo muy rebeldes que son, de que ellos siempre hacen lo que quieren, y cuando nos miran por encima del hombro como si los demás fuéramos soldaditos obedientes a las normas sociales porque no nos drogamos, cuando lo que ocurre es justamente al contrario. Es el drogadicto quien tiene el perfil más perfecto para hacer de él un robot disociado, y como vemos, al sistema esto no le cuesta nada.
El núcleo del problema
El núcleo del problema con las drogas es el narcotráfico, que condena a las personas en sus centros de poder a aceptar situaciones de vida que serían intolerables en cualquier otro lugar del mundo. El narcotráfico lo destruye todo, haciendo que la única forma de vida viable sea el menudeo de drogas. Ante la ley del narco las personas humildes acaban subyugadas, no pudiendo elegir lo que quieren hacer en la vida, y siendo obligadas a ser mulas o traficantes para las mafias.

Donde crece el narcotráfico no hay lugar para ningún otro tipo de forma de vida. No hay comercio, no hay industria, no hay nada, solo el chantaje del narcotráfico. Los narcotraficantes son mafias que denominan cárteles, que no solamente trafican con drogas, sino que además extorsionan a los trabajadores, a los empresarios y a los pequeños comerciantes en aquellas áreas en donde se instalan. Hablamos de crimen organizado llevado a cabo por personas muy violentas, lo que significa que si no obedeces y no aceptas el chantaje y la extorsión puedes incluso perder la vida.
Las rutas internacionales del narcotráfico son las mismas rutas que se utilizan para traficar con armas y con personas. El narcotráfico financia muchos otros delitos y va muy vinculado a ellos, como el tráfico de personas, la prostitución o la pornografía infantil. Si te preguntas cómo es posible esto, primero hay que observar los perfiles de las personas que se dedican al tráfico de drogas. No son personas normales, sino que son personas sin valores morales, de espíritu delincuente, que no conciben el respeto, con un nivel de psicopatía más o menos alto. Cierto tipo delincuentes violentos vemos que traspasan los límites con mucha facilidad. La violación, el abuso sexual, la prostitución o la producción de pornografía pueden pasar a forma parte de la fórmula delictiva que practiquen. Lo vemos con los pederastas, que en principio son celosos de sus presas, pero pueden terminar prostituyéndolas o usándolas para la pornografía infantil, es decir, lucrarse con ellas. También el maltratador auténtico, que, muy a menudo, puede terminar prostituyendo a la mujer a la que maltrata o usándola para que haga pornografía en contra de su voluntad. Existe un tipo de individuo que une estos cabos de forma rápida y que busca siempre las formas de ganar mucho dinero en poco tiempo, y que no tiene escrúpulos a la hora de traficar con drogas, pero tampoco los tiene a la hora de extorsionar a un pequeño comerciante, o prostituir a niños y a adultos, o a traficar con personas. Por eso, cuando a estos individuos les ofrecen que trafiquen con drogas dicen que sí, y cuando a continuación les ofrecen que trafiquen con personas, también dicen que sí. Es raro que estos individuos se queden sencillamente como soldaditos cuando tienen a su disposición a niños y a mujeres. Muchos de ellos sacarán provecho personal sexual de estas víctimas, pero además intentarán también ganar su propio dinero explotándolos. Es decir, de una organización grande puede haber después suborganizaciones más pequeñas, sectas que se subdividen, gestionadas por individuos que no quieren ser soldados, sino que quieren tener su propio negocio. Y todo esto conecta con el narcotráfico, o, dicho de otra forma, el narcotráfico es la cara visible de toda esta podredumbre moral humana.
Las excusas
Muchos me dirán que la solución a este problema no es que la gente deje de tomar drogas, sino legalizar la droga. Después de lo dicho hasta aquí no necesitamos explicar lo muy estúpido que suena este argumento. Si la institución que controla el tráfico de drogas en el mundo es la CIA, es lógico pensar que si la droga no se legaliza es porque ellos no quieren, y una de las razones para que no se legalice es esa vinculación entre las rutas del narcotráfico y las rutas del tráfico de personas. De alguna forma el tráfico de drogas oculta una realidad humana mucho más oscura. Por otro lado, la legalización de la droga supondría que se cobrarían unos impuestos que también irían a parar a la CIA y a otros estamentos estatales. El control de la producción y la distribución de la droga seguiría estando en las mismas manos. Lo que esto quiere decir es que tanto si es legal como si no es ilegal, acaban ganando los mismos de siempre y acaban perdiendo los mismos de siempre. Es decir, gana la CIA y pierde el consumidor (es decir, tú), porque el hecho de que la droga sea legal no evitaría que tú acabarás idiotizado y completamente adicto, sin control sobre tu propia vida.

La ilegalidad de las drogas es solamente una fachada. Las drogas tienen que ser seguir siendo ilegales por las razones expuestas aquí, porque son el velo tras el cual se esconden el resto de los delitos que son mucho más graves: el tráfico de armas y el tráfico de personas. Si se legalizaran las drogas y empezaran a exportarse de forma normal como cualquier otro producto de consumo, de alguna forma se haría más evidente el tráfico de personas y el tráfico de armas que se esconden detrás.
Hay especialistas que afirman que, de legalizar las drogas los cárteles encontrarían otra forma de delinquir y de ganar mucho dinero en poco tiempo, pero esto es falso; estos cárteles ya tienen otras formas de ganar dinero en poco tiempo, todo este tráfico ya existe y lo controlan ellos. Es decir, esos otros supuestos delitos a los que se podrían dedicar los actuales narcotraficantes ya los llevan a cabo. Si se legalizara la droga seguirían haciéndolo, solo que en este caso sería mucho más evidente y no se podrían ocultar con tanta facilidad. Si se le da tanta publicidad al narcotráfico y a la «lucha contra la droga» es para desviar la atención de la gente sobre los problemas reales a los que nos enfrentamos. Esta es una de las razones principales por la que la droga no se va a legalizar nunca; les interesa que siga siendo ilegal porque les interesa que las rutas del narcotráfico sigan siendo las mismas, aparentemente ilegales, ocultas y secretas, pero que solo son secretas para ti y para mí; los narcotraficantes (que son los soldados de la CIA) y la propia CIA, saben muy bien cuáles son esas rutas y saben muy bien que, en realidad, lo que están traficando son personas.
Una de ellas pasa por Ciudad Juárez, por cierto.
Otra excusa tolerante con las drogas es que no todas son iguales, y que hay drogas blandas que no hacen tanto daño y que incluso son menos peligrosas que el tabaco. Aquí censuramos el consumo de tabaco normal y corriente de la misma forma que el resto de las drogas, porque el tabaco es otra trampa que nos enferma, y mantener a la población enferma es otra forma de tenernos controlados. La enfermedad que provocan los tóxicos que consumimos, y eso también va por algunos tipos de comida, es también un medio de control poblacional, luego no nos vale la excusa de que el tabaco es peor que la marihuana, porque nos da igual si es peor o mejor. El tráfico de drogas de la marihuana es uno de los mayores del mundo y uno de los que más problemas trae a las personas que se encuentran en las rutas del narcotráfico por las que pasa. Hay áreas en el mundo en donde, si una persona humilde quiere tener un sustento y una forma de vida, tiene que someterse y cosechar las plantas de la marihuana para los cárteles, so pena de perder la vida, él o su familia. Esta es la basura que tú promueves con tus excusas baratas promotoras del consumo.
Otra de las leyendas sobre la marihuana es que te ayuda con la ansiedad y a estar mejor, a lo que se sigue el argumento de que es mejor tomar marihuana que tomar un ansiolítico químico. Otra idea que rechazamos, porque también estamos en contra de que la gente se drogue con antidepresivos o ansiolíticos, que son, claro está, otra forma de control poblacional. Hablo desde la experiencia cuando afirmo que lo que ayuda de verdad a estar bien es tratarse los traumas y llegar a tener un cerebro completamente maduro que no tenga necesidad de tomar drogas, como nos ocurre a las personas que hemos madurado correctamente y que tenemos otras inquietudes en la vida, más propias de la edad que tenemos, a pesar de nuestros traumas. La forma natural de vivir es vivir sin drogas, no tomando drogas, luego si de verdad quieres vivir libre de ansiedad, échale bemoles y haz terapia.
Por otro lado, tenemos a las personas que viven con dolor. Existen enfermedades que cursan con dolores que son intolerables y que condicionan la vida de las personas. Para eso, muchas personas prefieren tomar marihuana antes que tomar drogas químicas farmacéuticas. Para ellos la razón fundamental es que la marihuana les haría menos daño por ser un producto natural y no químico, ante lo que tenemos que afirmar que, de nuevo, se equivocan. La marihuana ya no es mejor que un producto químico desde el momento en que está modificada genéticamente, y, además, pertenece a los mismos laboratorios que los medicamentos. No censuramos ni criticamos a las personas que quieran vivir sin dolor y que opten por tomar esa hierba, pero la excusa de que la marihuana es natural no nos vale.
También hay excusas políticas en las que unos estados van de buenos, abanderando la moralidad mientras destruyen la imagen de otros estados podridos en el narcotráfico del que ellos se aprovechan. Expliquemos esto: A pesar de que la mayoría de la droga que se produce en Hispanoamérica se consume en Estados Unidos, no se planta y se cosecha en el propio Estados Unidos, a pesar de que les sobra tierra para sembrarla. Hay una teoría que afirma que para que Estados Unidos pueda seguir teniendo el control sobre el resto del mundo, debe tener a los países de Hispanoamérica en un caos absoluto, con los presidentes y dictadores que ellos eligen en golpes de Estado guionizados y dirigidos desde arriba. Pero, además, estos países tienen que permanecer en una anarquía que no les permita crecer, y eso lo consiguen con los cárteles de narcotraficantes que trabajan para ellos en el continente hispanoamericano. Por otro lado, estos países siguen siendo una cantera magnífica de recursos humanos, esto es, de personas a las que se trafica hacia el norte. Si Centroamérica y parte de Sudamérica no estuvieran podridas en el narcotráfico se comerían a Estados Unidos en dos días y la CIA eso lo sabe muy bien.
De libertades y derechos
Por si todo esto fuera poco, aquí hay que estar muy atento a las similitudes entre liberar las drogas y liberar otro tipo de cosas. La violencia sexual está muy vinculada con todo esto, como estamos comentando. El argumento de liberar y de legalizar cosas que son ilegales es el mismo discurso que encontramos, por ejemplo, entre las personas que quieren bajar la edad de consentimiento de lo que ellos llaman «sexo entre adultos y niños», esto es, violencia sexual contra la infancia camuflada de relaciones normales.
No digo yo que las personas que se drogan sean todas pederastas o que tengan ese tipo de intenciones. Lo que digo es que la mecánica que se usa para introducir estas ideas en la población es exactamente la misma, siempre se usan las mismas técnicas para manipularnos, porque son las que funcionan. El derecho a consumir drogas entraría dentro del discurso sobre las libertades y los derechos de las personas, al igual que el derecho que algunos se otorgan de abusar sexualmente de los menores. Y, por cierto, si hay un lugar del mundo que representa ambas cosas al mismo tiempo y que las une con maestría es Holanda, nación pederasta y drogadicta, que no por casualidad estas dos cosas van tan unidas en ese lugar. El consumo de drogas es legal en Holanda, y es casualmente el único país del mundo, hasta donde sabemos, capaz de legalizar un partido político que defiende la pederastia como forma de vida. El mismo discurso de libertad y derechos lo encontramos entre las personas que quieren legalizar la prostitución, que aquí consideramos esclavitud, sin paliativos, y que también es legal en Holanda. Legalizar la prostitución es legalizar el proxenetismo, es decir, darles más libertades a aquellos que explotan a otros seres humanos, de la misma forma que legalizar las drogas sería legalizar el proxenetismo simbólico que la CIA lleva a cabo con todas las víctimas del narcotráfico en el mundo.
El estado de la cuestión
Este es el estado de la cuestión y estas son las cosas que te tienes que plantear cada vez que te enciendas un porro, o te metas una raya de farlopa o cada vez que vayas a darle a alguna persona decente el discursito sobre lo mucho que disfrutas de la vida, lo muy libre que eres tú y lo muy esclavo que es él. Recuerda lo que has leído aquí: eres solo un tonto útil, una pieza imprescindible de la maquinaria que hace que el sistema siga en marcha.
La recomendación, por supuesto, es que dejes de ser un idiota y que dejes de consumir drogas. No que exijas al gobierno que las haga legales, sino que dejes de consumirlas, es decir, que dejes de fomentar toda esta barbarie. Pero de la misma forma te pediríamos que tampoco consumieras prostitución ni pornografía de ningún tipo.
Con tu drogadicción estas causando que haya cientos de miles de personas en las rutas del narcotráfico que están siendo explotadas de las formas más crueles que te puedas imaginar. Estás causando que los pequeños comerciantes en el otro lado del mundo están sujetos a pagar extorsiones a grupos mafiosos que trafican con el producto que tú consumes. También los secuestros, los asesinatos y el tráfico de personas con fines de explotación sexual vinculados al tráfico de drogas son a causa de tu decisión de consumir. Piénsalo cada vez que te metas un tiro de farlopa o cada vez que te enciendas un porro.
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