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El control mental mediante trauma

Oficialmente los experimentos de la CIA sobre control mental basado en trauma terminaron en 1973. Hoy investigamos si esto es cierto.



Índice:


La historia oficial

Todo era secreto aunque no funcionara…

Control mental y sectas

Control mental y sistema penitenciario/médico

Conclusiones

Referencias


La historia oficial


Llamamos control mental mediante trauma a unas técnicas de tortura aplicadas específicamente con el objetivo de controlar mentalmente a un individuo o a una población. Se trataría de transformar a las personas en robots humanos susceptibles de obedecer órdenes incluso en contra de su voluntad, aunque la información oficial sobre estos proyectos nos lo explique de otra forma.


El proyecto de control mental mediante trauma más conocido es el proyecto MK Ultra. Este proyecto era un programa ilegal y supuestamente secreto diseñado y ejecutado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) cuya actividad giraba en torno a la experimentación con seres humanos.


El programa se inició (oficialmente) en los Estados Unidos de Norteamérica en la década de 1950. Salió a la luz a principios de la década de los años 70 (del siglo pasado) cuando el congreso de los Estados Unidos formó un comité para investigar los abusos cometidos por los servicios de inteligencia en las décadas precedentes llamado el comité Church, llamado así en teoría por el Senador Frank Church, uno de los solicitantes. Además hay que hablar de otra comisión de investigación llamada la Comisión Rockefeller, encargada por el que era en esos años vicepresidente Nelson Rockefeller. Al comenzar las investigaciones, el entonces director de la CIA, Richard Helms, ordenó destruir todos los documentos sobre MK Ultra, o eso es lo que nos dijeron, por lo que los comités de investigación perdieron mucho material y tuvieron que basar sus acusaciones en los testimonios jurados de participantes directos en los proyectos y en unos pocos documentos que sobrevivieron a los intentos de destrucción. Más tarde, en 1977, gracias a la Ley por la Libertad de la Información se descubrió un fondo con 20 000 documentos, que se suponían destruidos, relacionados con los proyectos MK Ultra. Con estas nuevas evidencias se organizaron nuevas audiencias en el Senado estadounidense, de donde se obtuvo gran parte de la información que hoy conservamos sobre estos proyectos.


Con respecto a esta pérdida de información, no deja de sorprendernos lo curioso que resulta ver cómo muchas veces se pierde la información cuando más la necesitas. Como las 700 cajas de grabaciones del viaje del hombre a la luna, que se perdieron en los años 70. O las grabaciones del atentado contra el Edificio Murrah en Oklahoma en 1995, que podrían aportar grandes evidencias sobre quiénes fueron los terroristas. El propio edificio Murrah guardaba documentación importante sobre el escándalo Whitewaters sobre tráfico de drogas que implicaba a los Clinton. Es curioso que esa documentación había sido trasladada a este edificio solo unas semanas antes del ataque terrorista. También el edificio número 7 de Nueva York, junto a las ya fallecidas torres gemelas, que se vino abajo de una forma incomprensible horas después de la caída de las propias torres. Este edificio era la oficina de la CIA en Nueva York y contenía información, entre otras cosas, sobre nombres importantes vinculados a grupos terroristas. También se custodiaba allí mucha evidencia sobre casos de corrupción y otros que estaban a la espera de ser juzgados. Casualidad, suponemos…


La historia oficial nos cuenta que los proyectos MK Ultra fueron dirigidos en aquella época por Sidney Gottlieb pero que fue Allen Dulles quien firmó la autorización para que comenzaran a funcionar. Dulles era un abogado proveniente de una familia de políticos estadounidenses y fue el primer director civil -y no militar- de la CIA. Las Agencias de Inteligencia de todo el mundo se nutren de personal militar para funcionar, la mayoría de los agentes serían militares, sin embargo, justamente la persona que le dio el visto bueno al proyecto MK Ultra era un director civil y no militar. Este dato puede no tener ninguna importancia, pero puede que sí, puede haber servido para ocultar la implicación de los militares en los proyectos, y hasta hoy se obvia que en realidad estos son proyectos militares, y no civiles. El 13 de abril de 1953 Dulles le dio el visto bueno a un proyecto para realizar experimentos sobre control mental en humanos con la justificación de que los soviéticos habían comenzado a hacerlos también y había que estar “preparados”. Nos preguntamos cuál sería la excusa de los soviéticos… Esto, además, nos pone en la pista sobre que la experimentación sobre control mental no se hacía solo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo desde el principio.


El programa autorizado por Dulles se conoció sobre todo por la experimentación con drogas: trataban de identificar y desarrollar nuevas sustancias y procedimientos para utilizarlos en interrogatorios y torturas con el fin de debilitar a los sospechosos de delitos y forzarlos a confesar. Sin perjuicio de la ilegalidad y la inmoralidad de usar la tortura para hacer hablar a un detenido, hoy sabemos que el objetivo final de estos experimentos con humanos ha estado siempre muy lejos de esta función y que centrarse en las drogas fue solamente un modo de despistar al telespectador. Por supuesto que se usaron drogas y que hubo experimentación con drogas, ahora bien, los proyectos de control mental se subdividieron en multitud de otros proyectos, siendo que la mayoría de ellos no tenían nada que ver con el uso de drogas. En las audiencias en el Senado estadounidense algunos de los interrogados a los que habían sometido a estos programas afirmaban que la documentación que se había hecho pública para los periódicos era “carnaza” y “documentos de poco valor para consumo de la prensa”. Según ellos lo realmente importante no se publicó nunca.



Gracias al trabajo de muchos autores e investigadores hoy tenemos suficiente información sobre estos proyectos y otros similares como para afirmar que lo que se buscaba con ellos era conseguir controlar mentalmente a las personas, aunque entendemos que este tampoco era el objetivo final. Es decir, llevar a un individuo a un nivel de disociación en el que puedas controlarlo dándole unas sencillas órdenes es solo el medio para conseguir un fin. Lo que importa aquí es lo que pretendes hacer después con ese individuo. Según algunos autores el fin último de este control se traduce en sujetos adultos y menores de edad que son usados para la prostitución y la pornografía, o que son usados para operativas de espionaje, para operaciones militares secretas, para el tráfico de drogas y otros delitos. Teniendo en cuenta que las operaciones de control mental las controla en última instancia la CIA y conociendo la vinculación de la CIA con el tráfico de drogas -perfectamente documentada hoy día-, no es nada descabellado pensar, como afirman muchos, que muchas personas implicadas en tráfico de drogas y todo tipo de actividades ilegales sean controlados mentales.



Johnny Gosch era un muchacho norteamericano que fue secuestrado en los años 80 del siglo pasado. Su madre, Noreen Gosch, luchó contra viento y marea el resto de su vida para encontrar a su hijo. Investigó y conoció a muchas personas implicadas en el tráfico de menores y llegó a recopilar mucha información. Según ella su hijo volvió a casa en una ocasión y le explicó lo que hacían con él, para luego volver a desaparecer. Entonces Noreen escribió un libro sobre todo el asunto en el que vincula los programas MK Ultra con todo lo que le ocurrió a su hijo, incluido su secuestro. A su hijo lo habían programado para la pornografía infantil, la prostitución homosexual y para que llevara a cabo acciones ilegales. Los jóvenes que secuestraron a Johnny eran a su vez controlados mentales que fueron secuestrados años antes y que estaban programados para secuestrar a otros niños. Para todo esto se puede usar a un robot humano. El caso de Johnny Gosch deja patente que los proyectos de control mental no acabaron nunca, ni en Estados Unidos ni en ningún lugar del mundo puesto que hablamos de los años noventa; el libro de Noreen fue publicado en el año 2000. Hablaremos del caso Gosch más adelante, de momento continuemos con nuestra historia.


MK Ultra se subdividió en muchos subproyectos que tenían que ver con el desarrollo de tecnologías que iban más allá del control de las personas. Por ejemplo, en las audiencias del Congreso que mencionamos aquí se habló de algunos instrumentos como una pistola que servía para provocar un ataque al corazón a quien sufriera un disparo. Era un arma cargada con un veneno natural capaz de matar a una persona de un aparente ataque al corazón y que no dejaba ni rastro en la circulación sanguínea de la víctima. A todos los efectos el fallecimiento se trataba de un infarto de miocardio. Como vemos, ya no hablamos solamente de controlar la mente de un individuo para que haga lo que tú quieras, sino que hablamos de otra cosa.




Pensemos en lo poderosa que puede llegar a ser un arma como esta y lo peligroso que es algo así en las manos de una agencia de inteligencia. Este tipo de tecnología les da el poder de acabar con alguien de forma limpia, por ejemplo, alguien que amenace con sacar a la luz información secreta (pero secreta de verdad). Por cierto, y por si a alguien le interesa, el propio Nelson Rockefeller moriría de un ataque al corazón a los 70 años. Hablamos en otra entrada de lo extrañas que parecen algunas muertes a veces, justamente en momentos poco apropiados en los que la víctima muerta estaba en medio de un proceso judicial o algo similar. Casi tan extraño como la desaparición de documentación importante que mencionamos anteriormente. Cosas y personas que desaparecen en el momento justo y que impiden que se haga justicia en procesos en los que instituciones como las propias agencias de inteligencia podrían estar implicadas. Raro.


Pero vayamos un poco más lejos y pensemos que si ese arma ya existía en los años 50 del siglo pasado, puede seguir existiendo hoy. No solo eso, es que si esto ya lo tenían en los años 50 es posible que hayan seguido desarrollando tecnología similar con objetivos igualmente retorcidos. Más adelante vamos a ver que cuando la CIA considera que algo tiene que seguir siendo secreto, sigue siendo secreto sin más, y hablamos de una institución que se caracteriza justamente por su secretismo. Eso puede llevar a especular, claro, y uno se puede equivocar, pero también, y siendo críticos, hay que preguntarse por qué tanto secretismo.


Curiosamente, el infarto de miocardio forma parte de la triada conocida como “las tres Ces más mortales” que serían, según algunos, las causas que supuestamente más muertos causan en Occidente. Estas serían el cáncer, la carretera y el corazón, es decir, los infartos. Esto no es verdad, puesto que estas no son las tres causas de muerte más frecuentes, pero por alguna razón es lo que quieren que pensemos.


Con respecto a los Rockefeller, esta familia aparece en la historia de los proyectos de control mental de formas contradictorias que nos muestran que podían ser cualquier cosa menos los justicieros que podrían parecer. A pesar de ser ellos los que ordenan la comisión de investigación de los proyectos, jugando al poli bueno, sabemos que financiaron muchos de estos proyectos. A través de las fundaciones y asociaciones de estas familias se han financiado proyectos de experimentación con humanos en los últimos 150 años. En concreto, en lo que respecta a MK Ultra, la universidad de McGill en Canadá llegó a recibir en aquella época más de 150 000 dólares de la Fundación Rockefeller para crear un nuevo departamento de psiquiatría que ahora sabemos que se creó con el único propósito de hacer experimentación con humanos. Esta universidad jugó un papel importantísimo en los experimentos de control mental, pero que no fue la única.


A ese respecto, una de las reticencias más comunes que encontramos cuando hablas a la gente de los experimentos de control mental es que les parece que no es posible que algo así haya podido existir porque se necesitaría a mucha gente y a muchas instituciones cómplices para hacerlo y que no puede haber tantos cómplices, porque alguien hablaría. Sabiendo además que entre los cómplices y colaboradores tiene que haber muchos médicos, académicos, religiosos, policía, políticos, militares y etc., y que muchos de estos profesionales son demasiado respetados por la población como para que una idea así sea fácilmente aceptada. Lamentablemente, la verdad es que hay muchos profesionales en todas estas áreas que son cómplices y colaboradores activos de actividades ilegales y amorales. En la Comisión Rockefeller, sin ir más lejos, los responsables admitieron que había cientos de hospitales y otras instituciones implicadas en estos experimentos, incluyendo universidades y otros centros académicos, cárceles y compañías farmacéuticas, y no solo en los Estados Unidos.


Hablemos de algunas de las técnicas que se usan en control mental, teniendo en cuenta que no vamos a describir más que unas pocas que están documentadas y que se usan hoy en sectas y otros contextos de los que vamos a hablar después. El resto de las torturas a las que someten a las víctimas no las vamos a explicar aquí, baste decir que van más allá de lo que cualquier ser humano decente puede llegar a imaginar.


Comencemos por la privación sensorial. Para quien no lo sepa la privación sensorial consiste en dejar a una persona aislada en un lugar sin luz y sin estímulos de ningún tipo, con los brazos envueltos en unos tubos, de forma que no pueda tocar nada ni percibir nada con el tacto, con los oídos tapados de forma que no pueda oír, y sin comer. Es decir, como su nombre indica, se trata de eliminar los cinco sentidos, tacto, gusto, vista, oído y olfato. En la disociación traumática encontramos que lo primero que ocurre es que los sentidos se desconectan. Es decir, cuando una personas está sufriendo experiencias traumáticas deja de percibir a través de sus sentidos de forma natural y así es como ocurre la disociación. Esta técnica lleva a las personas a estados alterados de conciencia en los que se vuelve muy susceptible de aceptar cualquier idea sobre otros o sobre sí mismo de forma robótica, no solo durante el ejercicio, sino a largo plazo. Es un tipo de tortura que los sujetos experimentales no podían soportar más de 2 o 3 días. Si alguien ha experimentado alguna vez la parálisis del sueño, este ejercicio sería muy similar pero con una duración de días. No hace falta explicar que puede volver loco a cualquier persona.


Simulación de un experimento de privación sensorial
Simulación de un experimento de privación sensorial

Esta forma de tortura la inventó Donald Hebb, un psicólogo canadiense considerado y celebrado hoy en psicología y otras disciplinas como un pionero de la biopsicología. Donald Hebb fue alumno y más tarde investigador de la universidad McGill durante los años 30 del siglo pasado, algo que puede llevarnos a reconsiderar la fecha oficialista de los comienzos de los experimentos de control mental. Este psicólogo descubrió que haciendo privación sensorial a un individuo podías dejar su cerebro en tal estado de disociación que se podían implantar pensamientos y recuerdos nuevos en su cabeza, e incluso cambiar sus creencias.


Con respecto a esto, recordaréis que hablamos largo y tendido sobre la implantación de recuerdos falsos en un monográfico dedicado a la falsa memoria y que afirmamos allí que esta es una falacia pederasta muy bien elaborada para desacreditar a las víctimas. Pues bien, me reitero en esas afirmaciones y declaro que un psicólogo no puede implantar recuerdos de ningún tipo en la mente de nadie. El hecho de que bajo tortura se pueda llegar a eliminar la memoria de un individuo y suplantar sus recuerdos por otros falsos, no significa que sea algo factible para el psicólogo medio en una consulta cotidiana. Más adelante hablaremos de esta especie de paradoja a la que nos han sometido con esta creencia y muchas otras y todo quedará más claro.


El libro A question of torture (Una cuestión de tortura) de Alfred McCoy explica que a través de una denuncia contra el gobierno canadiense se pudo llegar a saber que Donald Hebb estuvo contratado por la CIA, que fue la que le financió sus proyectos. Había participado en un programa secreto de la CIA llamado Blue Bird durante los años 50, que acabó siendo llamado Artichoke y más tarde MK Ultra. Es decir, como venimos afirmando aquí, los proyectos se dirigían desde la CIA aunque se extrapolaran a otros países, y lo digo en plural, países, porque nada nos hace pensar que no pudieran hacerlo en cualquier otro país de la misma forma que lo hicieron en Canadá.


Tras Donal Hebb vinieron algunos de sus alumnos que continuaron la experimentación con humanos en la misma línea de borrar la memoria de las personas y reprogramarlas para que se comportaran de forma diferente a su naturaleza. Uno de estos estudiantes fue Ewen Cameron, que después llegaría a ser el director de la APA (American Psychiatric Association) y psiquiatra participante de los Juicios de Nuremberg. También escribió el Manual para la Tortura que se usa en la actualidad para torturar a personas en lugares como la prisión de Guantánamo. Cameron era un conocido de la Fundación Rockefeller, que le concedió créditos para sus investigaciones y también era un agente de la CIA.


Además de la privación sensorial, Cameron y otros utilizaban otros métodos de tortura como el sueño profundo, el electroshock, y un método llamado psychic driving que se podría traducir como conducción psíquica y que queda perfectamente descrito en el libro de Aldous Huxley Un Mundo Feliz, escrito en el año 1932, la década en la que se estaban realizando este tipo de experimentaciones. Cuando decimos “conducción” aquí lo decimos en el sentido de guiar, y de eso se trata el método. El sujeto experimental escucha durante días grabaciones repetitivas con diferentes mensajes. Podían ser incluso frases que había pronunciado él mismo y que habían sido grabadas, en las que hablaba mal de sí mismo. Para preparar al sujeto experimental para esta técnica se le inducía el sueño profundo con drogas durante 15 días o más. Todo esto se hacía para borrar la memoria y destruir su personalidad.


Cameron fue uno de esos chivos expiatorios a quien se culpó de absolutamente todo lo vinculado con el control mental, aunque no lo llamaron nunca a declarar porque ya había muerto cuando se celebraron las audiencias. Entendamos, sin embargo, que en unas operativas de esta magnitud no puede nunca haber solo un culpable, es absurdo siquiera plantearlo. Por cierto, su muerte, a los 66 años, se clasificó como de un accidente mientras esquiaba, pero en algunos recortes de prensa se puede leer que en realidad murió de… adivinen: un ataque al corazón.



También encontramos en estos experimentos técnicas como el aislamiento de la víctima de su entorno seguro o la ambivalencia emocional, así como el hambre, la sed o la privación del sueño, y sobre todo la violencia sexual. En control mental la violencia sexual es la base, puesto que es la forma más rápida de disociar la mente humana para siempre. Si en estos experimentos de la CIA que se hicieron públicos usaban la violencia sexual o no, no lo sabemos, pero esta es una constante en las denuncias de víctimas que afirman haber sufrido control mental. La hipnosis sería otra de las técnicas ampliamente investigada y utilizada para controlar a los individuos y a las masas. Y ha sido así desde los años 40 del siglo pasado, cuando la CIA aún se llamaba Oficina de Servicios Estratégicos. Esta OSS tenía entre sus empleados a un tal Milton Erickson, ¿os suena? La hipnosis aparece continuamente cuando uno estudia el control mental, y hablamos de documentos oficiales. Explicaremos algo sobre esto más adelante.



Todo era secreto aunque no funcionara…


Existen dos nociones clave en las que se basa la historia oficial de los programas de control mental, y que son incoherentes entre ellas y son que los proyectos eran secretos y que en realidad no dieron frutos porque nunca funcionaron. Es decir, la CIA afirmó por activa y por pasiva que no habían conseguido crear un método que doblegara la voluntad de una persona y mucho menos convertirla en un robot de control mental.


Con respecto a que los proyectos eran secretos, en realidad muchas de las pruebas con humanos se exponían al público en artículos que se publicaban en revistas científicas y que aún se pueden leer, como los artículos de Ewen Cameron sobre la conducción psíquica y muchos otros escritos por hombres que hoy son considerados grandes nombres en psicología. En un artículo de 1956 del American Journal of Psychiatry, la revista oficial de la APA, Cameron afirmaba que la conducción psíquica causaba el mismo efecto que interrogar a un prisionero durante horas, y esto nos lleva a la cuestión sobre si los experimentos sirvieron o no, porque estos artículos en realidad nos muestran que los experimentos sí funcionaban.




En cualquier caso, no hace falta ir muy lejos para entender la falsedad de estas afirmaciones de la CIA, porque hasta la persona más ingenua entiende que bajo tortura puedes, efectivamente, doblegar la voluntad de un individuo, y si eso no fuera verdad, la tortura ya no se usaría, y sabemos que aún se usa y de hecho, se hace público en muchos casos, como el caso de Guantánamo.

No obstante, si bien todo esto es cierto, no significa que lo sepamos todo de estos experimentos. En realidad solo conocemos la punta del iceberg. Como muestra un botón: hubo otro estudiante de Hebb en McGill que se llamaba Maitland Baldwin. Maitland le hizo una propuesta a la CIA para que le dejaran llevar los experimentos de privación sensorial “hasta el límite” si la CIA le facilitaba sujetos experimentales “desechables”. Los sujetos que estos psicópatas consideran desechables sabemos que son vagabundos, mujeres prostituidas, niños y adolescentes en orfanatos o en casas de acogida, presidiarios y personas encerradas en hospitales psiquiátricos. Es decir, personas vulnerables. Se supone que la CIA le respondió a Maitland que no le proporcionarían estos sujetos experimentales por cuestiones de ética, pero la verdad es que los experimentos que sí llegó a realizar Maitland en la universidad se clasificaron y son secretos hasta hoy. Este caso nos sirve de ejemplo para mostrarnos que cuando la CIA dice que una documentación específica tiene que ser secreta, es secreta. Y punto.


Nos sorprende, por lo tanto, que se hiciera publicidad de algunas de sus técnicas o subprogramas, mientras que otros son alto secreto. Sospechamos que lo que se buscaba más bien haciendo públicas algunas de las técnicas era normalizarlas haciéndolas pasar por terapia realizada con voluntarios. Y esto de los voluntarios es algo que también vale la pena comentar. En esto se basó la justificación que usaron los responsables para defenderse de las acusaciones por las audiencias del Congreso, que los sujetos de estudio eran voluntarios, que no se trataba de “experimentos” sino de “terapia” y que se hacían en un contexto clínico controlado, con médicos y con enfermeras cuidando de ellos. Aunque se usaban voluntarios para algunos experimentos, normalmente aquellos que se usaban para hacer artículos científicos, para muchos otros, como estamos viendo aquí, se usaban lo que ellos consideraban individuos “desechables”. Todavía hoy muchos ciudadanos estadounidenses y canadienses buscan justicia por lo que hicieron con ellos o con sus familiares, y afirman en todos los casos que nunca fueron voluntarios.


(Solo como injerencia inquisidora, permitidme añadir aquí que esta descripción que hacen ellos de los entornos experimentales es la descripción de lo que se hace en los hospitales de todo el mundo. Un entorno clínico controlado en donde unos médicos y enfermeras prueban instrumentos, métodos y productos químicos contigo, siendo tú voluntario, de acuerdo, pero sin tener ni idea de lo que hacen contigo ni los efectos que eso va a tener para ti, y a esto tampoco lo llaman experimentos, sino medicina…)


Terminando con la versión oficial, tenemos que decir que el hecho de que se realizaran estas audiencias no significa que se juzgara a los responsables de estos crímenes. Nadie fue juzgado y por lo tanto nadie fue a la cárcel. Ni los médicos que ejecutaron los programas ni los directores que los autorizaban.

En una serie de programas de la televisión canadiense en los años 80 se informó de que el gobierno canadiense había sabido siempre lo que ocurría y que autorizó los programas. En ese momento cientos de personas estaban implicadas en procesos legales para ser compensados por los daños sufridos por el control mental, y quedaron en shock al conocer que su gobierno lo había sabido todo desde el principio. A estas víctimas se les ofrecieron 100 000 dólares canadienses en concepto de compensación. Por su parte, en Estados Unidos el entonces presidente, Gerald Ford, creó una nueva ley que hizo imposible experimentar con drogas en ciudadanos norteamericanos sin su consentimiento informado. Más tarde Ronald Reagan lo ampliaría al resto de técnicas de experimentación. Y eso fue todo.


Control mental y sectas


Cuando hablamos de las sectas en otro episodio explicamos muchas de las técnicas usadas por estos grupos para controlar a los individuos y si os fijáis veréis que son las mismas técnicas usadas en control mental, curiosamente…

Comenzamos con la secta de Jonestown, a la cual el autor Michael Meiers considera sin tapujos una operativa militar organizada por la CIA, como muy bien nos explicó en su libro de 1988 Was Jonestown a CIA medical experiment? (¿Fue Jonestown un experimento médico de la CIA?).


Jonestown es el nombre por el que es conocida la secta del Templo del Pueblo, y es el nombre que se le dio a una comuna ubicada en la Guayana Esequiba, al norte de Brasil, que fundó Jim Jones, el líder de la secta. Jonestown es literalmente el pueblo de Jones. Como seguramente ya sabéis, el 18 de noviembre de 1978, 913 estadounidenses que residían allí, cometieron lo que se calificó como un suicidio colectivo bebiendo un zumo de frutas con cianuro.

Algunas de las técnicas que usaban en Jonestown eran las más básicas: primero poner a las víctimas a trabajar hasta la extenuación y les impedían dormir demasiado, de hecho, competían entre ellos por ver quién aguantaba más sin dormir. También pasaban hambre, puesto que la comuna se había habilitado para vivir allí unas 300 personas, pero llegaron a ser tres veces más. Otra de las técnicas usadas era el aislamiento, puesto que estaban en medio de la selva en un país extranjero que, aunque tenía el inglés como lengua primaria, no era el país originario de los discípulos de la secta. Esto no es algo que hagan solo las sectas sino también por todo tipo de grupos criminales, no solo la CIA. En la trata de blancas, lo primero que vemos es esto, cómo se llevan a las víctimas a otro país con un idioma diferente y donde estén aisladas del contacto con otros. También vemos en Jonestown simulacros de suicidio y simulacros de situaciones de pánico en medio de la noche.


El libro de Michael Meiers fue el resultado de más de seis años de investigación de todo el material publicado sobre esta secta. Él entiende el experimento Jonestown como una especie de guerra étnica, puesto que esta secta se dirigía específicamente a las personas negras y a los indios nativos americanos. Discrepamos de esta explicación porque pensamos que los experimentos y programas de la CIA y del resto de las agencias de Inteligencia del mundo no objetivan a ningún grupo concreto, sino al ser humano sin más, y donde en una secta las víctimas pueden ser mayoritariamente de una etnia concreta, en otra secta son de otra. Lo que nos debería importar sobre el tipo de personas que fueron víctimas aquí es que también eran “desechables”: vagabundos, exdrogadictos, expresidiarios, etc., que eran captados por los colaboradores de Jones cuando comenzó la secta en su Indiana natal.


Pero lo más importante de esta obra son las conclusiones a las que llega su autor, que son muy acertadas y con las que estamos muy de acuerdo. En las propias palabras de Meiers: “Jonestown fue un experimento médico de control mental diseñado para evaluar drogas de modificación de la conducta en una muestra de ciudadanos negros e indios nativos americanos. Se dividieron en tres grupos, 300 individuos recibieron regularmente pequeñas dosis de la droga A, 300 individuos la droga B y los otros 300 eran grupo control, sin drogas. Cuando Jones les pidió a sus seguidores que se suicidaran, los que lo hicieron voluntariamente se consideraron como estando bajo control mental. Los que se negaron fueron asesinados.”


Estos asesinatos se realizaron con arma de fuego y es curioso que el propio Jones fue encontrado con un disparo en la cabeza y no envenenado como el resto. Una versión cuenta que fue una de sus colaboradoras quien lo mató antes de suicidarse ella también de un disparo, pero es posible que no fuera así. Así mismo, tengamos en cuenta que estos hechos ocurrieron 5 años después del supuesto desmantelamiento de los programas de control mental de la CIA.


Sigamos con la secta de Osho, conocida por todos. De nuevo, elementos y técnicas muy similares a otras, primero, muchos de los seguidores de Osho son personas sin familia o de familias desestructuradas. En la secta rebautizan a las personas con un nombre nuevo, algo que supone en sí mismo una maniobra psicológica muy hábil para robarle a la persona su identidad. En un cerebro disociado usar un nombre diferente al suyo propio tiene un efecto más profundo de lo que podamos pensar. Y si no fuera así no habría tantas sectas haciéndolo. También son alentados a vestir con un color determinado, rojo, naranja o púrpura normalmente, como un uniforme, de nuevo con la intención de despersonalizar al individuo. Los supervivientes de esta secta nos cuentan cómo vivían separados de sus padres siendo niños. En el episodio sobre la normalización de la pederastia ya vimos cómo hay una intención subliminal de dejar a los niños solos o de eliminar a los padres de la ecuación, lo que los deja más disponibles para los pederastas. No es un secreto para nadie que el abuso sexual contra niños es una constante en las sectas, en la de Osho particularmente, puesto que se permitía y se alentaba el “amor libre”. Los niños se comprenden como propiedad de la comuna, de la secta, y por lo tanto, se pueden usar por quien lo desee. Vinculando con esto, la secta de Osho fue acusada de prostituir a las mujeres y a los niños, y esta es una constante en las sectas. Muchos de estos grupos están implicados en prostitución de adultos y de menores, pornografía, y tráfico de armas y de drogas, que son justamente aquellas operativas para las que algunos dicen que usan a los controlados mentales.


En lo que respecta a las técnicas psicológicas, a los súbditos de Osho los animan a mentir y manipular a otros, así como a espiarse unos a otros, algo que vemos también en los experimentos de control mental en la forma de ambivalencia emocional. Otras formas de manipular la mente son la repetición de mantras hipnóticos, bailes y danzas o ejercicios extenuantes y mareantes que llevan a estados alterados de conciencia, es decir, a la disociación, y la toma de drogas o productos alucinógenos. Osho también construyó una comuna aislada del mundo, en este caso en el estado de Oregón, en Estados Unidos. Encontramos así mismo técnicas de aislamiento en cámaras, que recuerdan mucho a la privación sensorial y por supuesto se practica la hipnosis a través de técnicas de relajación muscular y otras y se incentiva comer poco y no comer carne. Osho murió de un ataque al corazón en 1990.


Para terminar este apartado hablaremos de la secta de los mormones, siendo esta la secta que más suspicacias despierta con respecto a su implicación en proyectos de control mental. Algunos especulan con que estas sectas mormonas son sobre todo canteras de individuos controlados mentales que luego se usan para misiones y encargos de la propia CIA. Entre los mormones se usa la manipulación del lenguaje de forma descarada, los adeptos reciben un nuevo nombre al llegar, quedando prohibido usar su nombre real, y están obligados a vestir ropas concretas, como en la secta de Osho, o en la de Hare Krishna o en otras, a modo de uniforme. Por supuesto, también hay abuso sexual.


En las sectas mormonas encontramos rasgos de control mental bastante duro. A los adeptos, sobre todo a las mujeres, las mantienen dependientes del grupo mediante el analfabetismo, son personas que nunca han usado una tarjeta de crédito, que no saben conducir, que nunca han mirado un mapa ni saben qué pasa en el mundo, que no están conectados a internet y en muchos casos ni siquiera tienen televisión. Esto pasa en muchas sectas en donde las víctimas, aunque sí estén educados y sepan leer, no escapan porque tienen miedo del exterior porque se han criado en la secta desde el nacimiento. Otra razón para no escapar de las sectas es la amenaza de la violencia y la demostración de fuerza bruta que algunos gurús realizan, contratando a agentes de seguridad que van armados y que tienen instrucciones de disparar a aquel que intente huir.


No puedo evitar hacer un comentario sobre la aparente implicación de las autoridades en la diseminación y el mantenimiento de las sectas en todo el mundo. Esta información que yo expongo aquí no es secreta, las autoridades la conocen. Se sabe que hay grupos que infringen las leyes y que violan sistemáticamente los derechos de otros ciudadanos y sin embargo no se hace absolutamente nada para pararlo o desmantelarlos. Cabe preguntarse por qué.


Por otro lado, y visto todo esto, si estamos de acuerdo en que la secta de Jonestown fue un experimento de la CIA como muestra la evidencia, no hay nada que nos lleve a pensar que el resto de las sectas sean espontáneas y que hayan surgido de la nada. Debo ser muy mal pensada pero no entiendo cómo es posible que un señor nacido en un pueblecito de la India termine haciéndose con el control de la mente de miles de individuos usando las mismas técnicas que un señor nacido en un pueblecito de Indiana como es Jim Jones, o en un pueblo de California, como Warren Jeffs, un líder mormón. El solo hecho de que estos hombres, muchos de ellos de origen humilde y sin demasiada formación, tengan el conocimiento para perpetrar tamañas manipulaciones desafía la historia que la CIA nos ha inducido sobre la ineficacia de las técnicas de control mental. Del mismo modo, supuestos asesinos como Charles Manson llegaron a tener un poder inapelable sobre los grupos a los que controlaban. Y tengamos en cuenta que Manson había pasado la mitad de su vida en la cárcel y era un hombre iletrado y sin educación ni demasiados recursos materiales. Sin embargo, la historia oficial sobre su secta nos habla de él como siendo un hombre que fue capaz de llevar a otras personas a realizar asesinatos en contra de su voluntad, o bajo alguna especie de encantamiento realizado por él. La CIA, y todos aquellos que promueven esta historia oficial, nos obligan aquí a hacer un extraordinario ejercicio de imaginación y que nos creamos que hombres como Manson, Jim Jones, Osho o Warren Jeffs, pueden controlar las mentes de otros no sabemos cómo, a pesar de ser aparentemente hombres simples. Al mismo tiempo tenemos que creernos que la propia CIA, con un poder ilimitado, no pudo llegar a crear la fórmula para transformar a un ser humano en un robot obediente, a pesar de que ellos mismos nos especifican las fórmulas que usaban para ello y lo bien que funcionaban, en sus revistas científicas.


Para cerrar este apartado volvamos un momento a la entrada sobre las sectas y recordemos cómo explicábamos allí que en nuestras sociedades existen muchos grupos cuyos comportamientos son sectarios, y son grupos que en ocasiones crecen bastante hasta llegar a tener a miles de adeptos. Os invito a que vinculéis esto con todo lo dicho aquí sobre cómo las sectas pueden ser programas de control mental y que saquéis vuestras propias conclusiones.


Control mental y sistema penitenciario/médico


El proyecto MK Ultra terminó subdividiéndose en múltiples proyectos, entre los cuales se encontraba el realizado con psicópatas naturales captados en las cárceles. En julio de 1975, dos años después de la terminación oficial de los proyectos MKU, el psicólogo de la marina estadounidense Thomas Narut afirmó en una conferencia de la OTAN en Oslo, ante 120 psicólogos internacionales, que la Oficina de Inteligencia Naval reclutaba a asesinos que cumplían condena en cárceles militares para practicar técnicas de “modificación de la conducta” en ellos. Más tarde, a estos asesinos los reubicaban en embajadas estadounidenses de todo el mundo. Este psicólogo explicó a la prensa cómo preparaban a estos hombres para operaciones tipo comando y para operaciones encubiertas en estas embajadas y que la Marina estadounidense corría con todos los gastos. El mismo Narut describía a estos hombres reclutados como "sicarios y asesinos" que podían matar a la orden.


La Marina acusada de recrutar asesinos
La Marina acusada de recrutar asesinos

En el libro War on the Mind (Guerra contra la mente) el periodista Peter Watson revela la forma en la que se llevaba a cabo esta clasificación de sicarios y asesinos, tras varias entrevistas que mantuvo con el propio Thomas Narut. Después de seleccionados los individuos, se lleva a cabo con ellos una preparación tipo “Naranja mecánica”. Es decir, como en la película, en la que nos muestran perfectamente cómo se controla mentalmente a un individuo con técnicas de control mental, después categorizadas como técnicas de modificación de la conducta como píldora más digerible para el público general y los ingenuos académicos.


Nos preguntamos si esta misma técnica se realiza también con otro tipo de individuos violentos, como los conocidos como asesinos en serie o los terroristas. No es nada descabellado pensarlo visto lo visto. Muchos de estos llamados asesinos en serie pasaban largos periodos de su vida entre la prisión y los hospitales psiquiátricos, y no es raro encontrar documentación sobre ellos en donde afirman haber sufrido torturas y otras técnicas de control mental en estos lugares, como electroshock, la hipnosis, aislamiento prolongado, toma de medicamentos y otros productos en contra de su voluntad, y otras violencias.

En general las prisiones son lugares muy señalados por la experimentación con humanos. Hasta hoy hay denuncias de personas que afirman haber sufrido este tipo de violencias en muchos países del mundo.


En este contexto es relevante mencionar otra técnica utilizadas como método para el control mental que es el abuso ritual, del que hablamos en otro episodio. Decíamos allí que el abuso ritual no era un fin en sí mismo sino un medio para conseguir otra cosa: nos referíamos al control mental. Las personas que afirman haber sufrido control mental mencionan el abuso ritual como una de las técnicas usadas con ellos para generar Disociación Estructural de la Personalidad. Y muchas de las personas que afirman haber sufrido abuso ritual mencionan haber sido víctimas además de otras técnicas vinculantes con el control mental, aunque el abuso ritual puede existir desvinculado del control mental.


Muchos asesinos en serie son conocidos por desplegar conductas que reconocemos como formando parte del abuso ritual, como el canibalismo, el desmembramiento de cuerpos, conductas sexuales con cadáveres, consumir orina o sangre, etc., o incluso la propia manera en la que asesinan a sus víctimas es ritualista en prácticamente todos ellos. Muchos de ellos, de hecho, afirman abiertamente haber sido sometidos a sesiones de abuso ritual, satánico en este caso. Por cierto, las primeras denuncias públicas de abuso ritual aparecieron unos años después que el Informe Rockefeller.


Vinculando con las sectas, existe evidencia de que muchos asesinos en serie pertenecían a grupos sectarios y que no actuaban solos. The process church, la Iglesia del Proceso era, por ejemplo, la secta de la que salieron supuestos asesinos en serie como David Berkowitz y Charles Manson. En esta secta se practicaban (¿y se practican aún…?) todo tipo de rituales que están considerados como satánicos, que entran dentro de la categoría de abuso ritual.


La experimentación con humanos comenzó oficialmente con técnicas quirúrgicas y continuó por ahí durante mucho tiempo, y de una forma bastante pública, no secreta. Uno de los resultados de este tipo de experimentación es lo que conocemos como la lobotomía. La lobotomía y otras manipulaciones del cerebro físico que se enmarcaban en la ola de estudios y experimentos para acabar con la violencia en la sociedad en una época en la que aquello parecía ser lo más importante que ocurría.


Dibujo frontal de una lobotomía
Dibujo frontal de una lobotomía

Quiero vincular esto con la hipótesis que acabo de lanzar sobre los asesinos en serie porque se ha visto que algunos de estos asesinos, como Arthur Shawcross, tenía heridas y cicatrices en una parte del cerebro. Más concretamente la parte que presentaba estas heridas era la corteza prefrontal ventromedial. Y explico la importancia de esto: Yo soy una estudiosa de la psicopatía, incluyendo las causas fisiológicas que la causan, y sabemos que, en lo que respecta a la formación del cerebro, la psicopatía está asociada a problemas de conectividad entre la corteza prefrontal ventromedial y otras estructuras cerebrales. Explicado brevemente esta corteza ventromedial es un haz de nervios que hacen de intermediarios entre las estructuras cerebrales responsables de la cognición y las que controlan las emociones y algunas respuestas autónomas como la impulsividad. Es decir, el psicópata puede hacer daño a otros sin conectar con las emociones porque el cableado que conecta la toma de decisiones con las emociones está roto. Eso en lo que concierne al psicópata natural, el que nace psicópata. Ahora bien, si quisiéramos crear un psicópata artificial de un hombre que ya presenta una tendencia a la violencia, con este conocimiento lo único que tendríamos que hacer es cortar esta conexión cerebral, y eso se consigue con una lobotomía.


Comparativa de la técnica de la lobotomía y la ubicación del CPFVM
Comparativa de la técnica de la lobotomía y la ubicación del CPFVM

La lobotomía de la que hablamos se llama transorbital y se practicaba teóricamente para tratar a pacientes con problemas de conducta. Según su creador, Egas Moniz, podía hacer que las personas violentas dejaran de serlo, pero a largo plazo se comprobó que se conseguía justamente lo contrario, que se volvían más violentos y que presentaban además amoralidad y a una falta de sensibilidad emocional que hacía de los pacientes personas sin corazón.


Siguiendo con la manipulación directa del cerebro y entre toda la maraña de psicópatas metidos a “científicos” que trabajaban por el control mental del ser humano encontramos a un español llamado José Delgado. Delgado era un emigrado que llegó a ser profesor de la universidad de Yale y que acabó en un proyecto financiado por la Oficina de Investigación Naval. Esta oficina se reveló más tarde como un conducto de financiación encubierta para los proyectos MK Ultra de la CIA.


A Delgado lo conoceréis por un experimento muy famoso que hizo en una plaza de toros con un toro. Su experimentación se basaba en implantar electrodos dentro del cráneo, en el cerebro físico, para evocar o inhibir conductas como la agresión. Este hombre demostró que con un microchip implantado en el cerebro de una persona puedes modificar sus impulsos violentos, pero también su conducta sexual, su memoria, sus emociones y sus procesos de pensamiento. Es posible incluso cambiar las jerarquías sociales que gestionan la vida en sociedad con un simple chip. Delgado comenzó haciendo esto con animales y después pasaron a las personas. Y recordemos que hablamos de los años 60 del siglo pasado.


Como venimos diciendo, la excusa para experimentar con humanos era el control de la violencia social, pero una observación atenta de los movimientos de Delgado y otros investigadores de su época, como el Dr. Sweet, nos lleva directamente a las razones auténticas para hacer lo que hacían. El libro de José Delgado de 1969, El Control Físico de la Mente (The physical control of the mind en su edición en Estados Unidos, donde se editó en primer lugar) explica en detalle cuál es el objetivo de esta tecnología, esto es, la modificación y el control del comportamiento de toda la sociedad. El Dr. Sweet, colega suyo, reforzó esta idea afirmando que: “Tenemos la esperanza de que los conocimientos adquiridos sobre la función cerebral en personas violentas con trastornos cerebrales se puedan aplicar para combatir los mecanismos que desencadenan la violencia en el cerebro de los no enfermos". No entendemos muy bien cuál es el interés de manipular el cerebro de las personas no violentas para cambiarlos. En cualquier caso este equipo de hombres no trabajaba con personas violentas, como se descubrió más tarde, sino que usaban a personas vulnerables (desechables) que no presentaban ni problemas de conducta ni trastornos mentales. Y es que nunca se trató de controlar la violencia…


El logro de Delgado en este experimento fue el de modificar el comportamiento normal del chimpancé y hacerle realizar acciones en contra de su voluntad solo apretando un botón. Hoy vemos unos experimentos similares a los de Delgado, en los que implantan electrodos en el cerebro de unos simios, de la mano de Elon Musk a través de su empresa Neuralink Corporation. Esta es una empresa de neurotecnología que está especializada en el desarrollo de interfaces implantables cerebro-computadora. En una imágenes de muestra que circulan por todo internet, vemos a un mono manipulando un objeto virtual en una pantalla de ordenador a través de un chip que se le ha insertado en el cerebro. En principio esto sería algo diferente a lo que hacía Delgado, puesto que el mono de Elon Musk es quien da las órdenes al ordenador, y no al revés. Sin embargo, el objetivo final de Neuralink, como ellos mismos nos explican, es el de lograr una “simbiosis total del humano con la inteligencia artificial”. El paso intermedio para esto está siendo el de desarrollar dispositivos capaces de tratar a personas que padezcan desórdenes neurológicos mediante estimulación cerebral directa, es decir, implantándoles un chip en sus cerebros.



Si nos fijamos un poco veremos que la explicación es la misma que la que nos daban Delgado y su troupe en los años 60. En aquellos años la excusa era acabar con la violencia social, con lo que se hacía necesario experimentar con unos pocos sujetos “desechables” para después extrapolarlo a toda la población. Hoy día el discurso es diferente, ahora ya no se habla de controlar a los violentos, sino que se habla de curar enfermedades, pero la conclusión es la misma: cuando hayamos experimentado lo suficiente con cerebros con alguna patología, esto se extrapolará a toda la población. Nos preguntamos cuál será la excusa entonces.


Todo lo que estamos comentando aquí nos lleva a una cuestión interesante, y es que muchos de los estudiosos del control mental especulan con que los proyectos no solo siguen en marcha sino que todas sus mecánicas de control se habrían empezado a extrapolar a la población mundial general, pasando de lo que llaman “control mental duro”, es decir, el realizado sobre los sujetos experimentales en manos de la CIA, al llamado “control mental blando”, es decir, lo mismo pero extrapolado a la población mundial al completo. Esto es lo que estamos viendo que quieren hacer, efectivamente. Una observación crítica de las similitudes entre lo que pasaba en los años 50-60 del siglo pasado y lo que ocurre ahora puede llevarnos a concluir que quizás esto no esté tan lejos de la realidad.


Conclusiones


Vamos a terminar esta entrada lanzando una serie de ideas para tu reflexión personal, que aportan más información a este caso y a muchos otros.

Muchas personas se pueden preguntar por las razones de la CIA para hacer esta experimentación pública a través de sus artículos, cuando se suponía secreta. Sin contar con que el hecho de que afirmar que los proyectos puedan seguir en marcha hoy exigiría la necesidad de explicar de qué sirvieron los comités Church y Rockefeller. Según mi propia hipótesis, para ellos el hecho de admitir que se habían llevado a cabo programas u operaciones en el pasado, fue una forma de lavar su imagen y de tranquilizar a la población. Que algo se haga público no significa que deje de hacerse, es más bien una manera de seguir haciéndolo a escondidas pero sin que nadie les vuelva a molestar.


Cuando hay rumores de que un gobierno está llevando a cabo alguna operación secreta o algo que sea ilegal la mejor manera de acabar con los rumores es reconocer que efectivamente lo están haciendo o que lo han hecho pero que ya no lo hacen. La confesión puede incluir un juicio contra aquellos que crearon la operación o el proyecto, o el supuesto encarcelamiento de un chivo expiatorio y después la población se queda tranquila y pasan a otra cosa.

Pensemos en los múltiples ejemplos que tenemos de operativas de este tipo. Por ejemplo cuando los Estados Unidos reconocen que han llevado a cabo operaciones de invasión en países, por ejemplo de Hispanoamérica, en los cuales han derrocado a los presidentes electos de forma legal para poner a un dictador que les conviene a ellos. Esto lo harían para lavar su imagen pero todos entendemos que siguen haciéndolo, no solamente en Hispanoamérica sino en todo el mundo.


Pero hay muchos otros ejemplos de cómo hacer público un problema para que la gente deje de ocuparse de él: los casos de pederastia en la Iglesia Católica son otro ejemplo. Hoy existen millones de personas en todo el mundo que vincularían sin esfuerzo los términos “curas” y “pederastia”, puesto que han estado expuestos al lavado cerebral pertinente durante suficiente tiempo, lo que les ha inducido esta forma de pensar concreta. Y no decimos que no haya pederastia entre los curas católicos, pero no más que entre los religiosos musulmanes, judíos o budistas. Lo que queremos decir es que el hecho de tener la información no hace que las personas reaccionen o que hagan algo para acabar con este problema. Ser capaz de repetir como un robot “todos los curas son pederastas” no soluciona el problema de la pederastia. Exponer a la población a este tipo de casos solo genera en ellos la sensación de familiaridad de la que ya hablamos, que luego nos lleva a la indefensión y por lo tanto a la inacción.


La técnica sería la misma en el caso de los programas de control mental mediante trauma. En este caso se puede decir que se llevó a cabo un simulacro de condena pública a los responsables, ofreciendo además un chivo expiatorio contra quien cargar nuestra rabia, y desviando así la atención del hecho de que se necesitan muchas manos para hacer lo que hicieron (y hacen…). Esto le ofrece al público la sensación de vivir en un mundo justo y poder así seguir con sus vidas y volver a la normalidad, que al final es lo que todo el mundo quiere.


Existe una teoría en psicología social que se llama la creencia en un mundo justo, y se basa en que las personas necesitan creer que viven en un mundo justo para poder sobrellevar sus propias vidas con un sentido del orden y del control, y que para ello sacrificarán ideas o creencias, o bien soportarán durante un tiempo determinado la disonancia cognitiva que les provoque el choque de la realidad contra las mentiras a las que nos someten. La necesidad de creer en un mundo justo crea un sesgo cognitivo que lleva a las personas a ignorar evidencias que puedan amenazar la creencia, y se aferran rápidamente a las aparentes buenas noticias y se creen cosas que pueden ser falsas, al mismo tiempo que obvian cosas que son auténticas.


Volviendo a los curas y la pederastia, el verdadero problema subyace en el hecho de que la mayor parte de los abusos sexuales infantiles se producen en el hogar y no en las iglesias ni en ningún otro lugar, pero de eso no se habla en público. Ni la prensa, ni los políticos, ni ningún comité privado lo sacará jamás a la luz. Te darán la carnaza para que te entretengas, nada más. De la misma forma, es muy posible que los experimentos de control mental aún sigan en marcha, y que los comités fueran solo la carnaza para entretenerte.


Quiero ir un poco más lejos con este argumento y vincularlo con lo que comentamos de extrapolar el control mental a toda la población mundial. Normalizar ciertas prácticas es una forma de hacerlo entrar en la ventana de Overton, como ya sabemos y forzar a la población a consumirlo. Pensemos en la cantidad de violencia que los seres humanos consumimos hoy día a través de la pantalla y saquemos conclusiones sobre esto; o pensemos en la cantidad de violencia sexual, de violaciones, que consumen nuestros jóvenes y pensemos en el aumento de la violencia sexual en nuestras sociedades; pensemos en las prácticas satanistas que consumimos a través de la pantalla y observemos cómo cada vez se ponen más de moda estas cosas entre los jóvenes. Tengamos en cuenta que la televisión es uno de los grandes métodos de control mental poblacional. Consideremos hasta qué punto es posible que estas sean muestras de cómo el control mental duro está pasando al control mental blando como muchos nos auguraban.


Vamos a ver también otro fenómeno que aparece de forma sistemática una y otra vez cuando uno estudia el control mental. Es una especie de paradoja que no sé qué nombre recibe, y si hay algún sociólogo en la sala que me lo explique si lo sabe. Esta paradoja funciona de la siguiente forma: Es como si ellos (quienesquiera que sean ellos…) descubrieran una fórmula para hacer algo, o encontraran algo que les sirva, y utilizaran una versión profesional y depurada de eso para su propio uso, mientras que a nosotros nos dan otra versión edulcorada. La versión que nos ofrecerían para nuestro consumo sería completamente diferente a la que usan ellos.


Para explicar esto mejor empecemos con el ejemplo de la falsa memoria que hemos mencionado antes, que solo se puede conseguir torturando a una persona, pero que salió a la luz pública transformado en una técnica que cualquiera puede aplicar fácilmente en diez minutos en una consulta terapéutica. Y no hablamos de sugestionar a nadie ni de inducir una idea, hablamos de borrar los recuerdos reales de una persona y suplantarlos por otros nuevos. La versión de ellos, la real, es torturar hasta la disociación completa a ese individuo, hasta su robotización; sin embargo la versión que le llega al público general, la versión para la plebe, la ficticia, es un tipo de vudú que los psicólogos practican en sus consultas a personas que no tienen ningún problema mental para que denuncien a sus padres y destruir sus familias, o algo así… Además, con la versión para la plebe conseguimos también desacreditar por completo a las víctimas y de paso a los psicólogos.


Otro caso de paradoja mágica tipo “ahora lo ves, ahora no lo ves” es la hipnosis. Hablamos de la hipnosis afirmando que ha estado presente desde el principio y que se ha usado y se usa en control mental porque funciona y ha funcionado siempre. Sin embargo, anunciarse como hipnotista es estar expuesto al ridículo. Aún hoy es una técnica que se permite usar a cualquier delincuente que quiera sacar provecho de personas vulnerables, sin que esto aparezca en ningún manual de conducta delictiva, pero que causa risas cuando uno intenta usarla para ayudar a los demás.


El tercer ejemplo que quiero poner es lo referente al psychic driving, la conducción psíquica. Recordemos que la técnica se basaba en hacer escuchar al sujeto durante días grabaciones repetitivas con diferentes mensajes. Si nos fijamos un poco veremos es lo mismo que la psicología positiva y la basura nuevaerista nos dice que tenemos que hacer para aumentar nuestra autoestima y cambiar aquellas cosas de nuestra vida que no nos gustan. Por ejemplo, si tienes complejo de fea, debes repetir una 2000 veces al día el mantra “soy guapa”, hasta que tu cerebro lo registre como una verdad. Como en todos estos trucos paradójicos, esta fórmula edulcorada de lavado cerebral auto aplicado no sirve. Solo sirve para ellos cuando torturan previamente a un individuo, pero así de irónica es esta paradoja.


Por último tenemos la lobotomía de la que hemos hablado, extrapolada al mundo como un método para acabar con la violencia cuando en realidad es un método para crear psicópatas, un método que nos dicen que ya no se usa, pero no sabemos si eso es verdad. Y vinculado con esto, me gustaría añadir algo más: si de verdad tienen ese control sobre la mente y el cerebro del ser humano y sabemos que investigaron con la violencia humana y que sus experimentaciones sí tuvieron éxito, ¿cómo es que sigue habiendo tanta violencia en el mundo y cada vez más? ¿Cómo es que se habla de implantar microchips en los cerebros de todas las personas para curarnos de supuestas enfermedades y fusionarnos con máquinas, pero no se calcula la posibilidad de hacerlo en prisiones para calmar a los psicópatas, a los terroristas o a los violentos sin más? Si tenemos este conocimiento del cerebro humano, ¿cómo es que no se ha inventado ya el chip específico para eliminar el impulso pederasta en los cerebros de los pederastas? Delgado explicaba que se puede cambiar el impulso sexual de una persona implantándole un electrodo, ¿por qué no se hace? Como ya expusimos en la entrada ¿Por qué no existe aún el tratamiento farmacológico para tratar a los psicópatas? parece que quieran controlar a un tipo de población concreta, esto es, a las personas normales, mientras que a los psicópatas (pederastas) los dejan campar a sus anchas. De hecho, no solo campan a sus anchas, es que además les dan puestos de trabajo de alta responsabilidad en laboratorios de experimentación con humanos y un presupuesto ilimitado para que hagan con nosotros lo que quieran… Resulta que no necesitamos un tratamiento farmacológico para tratar la psicopatía, nos bastaría con un electrodo implantado en sus cerebros. Pero esperen, ya sé lo que me van a decir… No sería ético.



Aquí no hablamos solo de mentiras, esto va más allá, son maniobras mentales por medio de trucos psicológicos tipo luz de gas con las que manipulan la percepción y hasta la comprensión que las personas decentes tenemos de la vida. ¿Qué mayor control mental puede haber con la población mundial? La duda en tus propias percepciones, el miedo al ridículo y a la desacreditación, las ganas de quedar bien con el otro y de formar parte del grupo, el miedo al rechazo y la sed de normalidad, junto a muchas otras cosas que los seres humanos necesitamos, hacen que estas maniobras funcionen a la perfección sin contrariedades para ellos.


Hay personas que consideran que lo relativo al control mental entra dentro de las teorías de la conspiración. Lo cierto es que cualquier cosa medianamente profunda que se salga de lo que te enseñan en la academia ya es calificado de “teoría de la conspiración”. No me importa que me juzguen, yo no necesito la aprobación social para vivir. Puedes pensar que soy conspirativa si quieres. Ahora bien, quiero dejar bien claro que yo me estoy limitando a investigar según la fórmula científica que me enseñaron en la universidad de psicología (UNED) con curiosidad y con un espíritu crítico. Y siguiendo esa fórmula científica he llegado a unas conclusiones sobre experimentación con humanos que he presentado aquí. No es desde la paranoia ni desde el desequilibrio mental que he llegado a estas conclusiones, sino que lo hago desde un punto de vista cientifista. Así pues, criticadme si queréis, pero sabed que haciendo eso estáis criticando mi método, que es el científico, el mismo con el que muchos argumentan contra las personas como yo.


Puedes escuchar el podcast correspondiente a esta entrada aquí.


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