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La APA y su promoción de la pederastia

La reputación y la credibilidad de la American Psychological Association, APA, se ha ido desgastando con los años. Aquí hablamos de su tolerancia con la pederastia.




En esta entrada vamos a hablar de la APA, la American Psychological Association. No nos vamos a limitar a describir sus funciones sino que vamos a hacer una crítica sobre aquellos aspectos poco éticos que sobresalen en el comportamiento de sus miembros. Esto es de suma importancia para los psicólogos puesto que esta institución tienen una gran influencia en todo lo que hacen los psicólogos en el mundo entero; por eso es pertinente explicar de qué hablamos cuando hablamos de la APA y ser del todo honestos.


Creo que primero es pertinente presentarme para quien no me conozca. Soy una psicóloga española experta en trauma y abuso sexual. Estoy formada también en criminología y también hablo mucho de psicopatía y de perfiles criminales. Además acabo de publicar un libro llamado En Femenino Plural que habla del psiquismo femenino y de todas aquellas cosas que las mujeres tenemos que cambiar en nosotras para que el mundo cambie.


Como psicóloga experta en ASI, muchos de mis argumentos y críticas tienen como base el abuso infantil. A ese respecto, la APA tiene mucho que explicar y justificar, porque si en algo sobresale esta institución, es en su clara promoción de la pederastia y de los pederastas.


Mi argumento sobre cómo la APA promociona la pederastia se basa en tres pilares fundamentales, su apología de la pederastia y los pederastas, su papel en la promoción de las falacias pederastas y su falta de ética y de apoyo a las víctimas. Vamos a verlo.


1. Apología de la pederastia y los pederastas


Comencemos hablando de la promoción que hace la APA del ideario pederasta. El ideario pederasta es una recopilación de argumentos, falacias y trucos que usan los pederastas para justificar su comportamiento. Es una forma también de introducir en la población la idea de que la pederastia es una orientación sexual más y que es algo natural en nosotros. Para entender bien de qué hablamos te invito a que visites mi entrada y mi podcast sobre el ideario pederasta aquí.



Pues bien, en el origen de este ideario está un artículo pseudocientífico publicado en julio de 1998 en la principal revista científica de la APA, The Psychological Bulletin, titulado A Meta-Analytic Examination of Assumed Properties of Child Sexual Abuse Using College Samples (Un examen metaanalítico de las supuestas propiedades del abuso sexual infantil utilizando muestras universitarias). El artículo es de los psicólogos estadounidenses Bruce Rind, Philip Tromovitch y Robert Bauserman, y a partir de aquí nos referiremos a él como el estudio Rind(4).


Estos hombres se propusieron analizar (teóricamente) la asociación entre el abuso sexual infantil y el desajuste psicológico posterior en muestras universitarias. Y para entender todo lo que está mal en este artículo primero hay que saber que en los años noventa ya existía un sólido cuerpo de investigación que mostraba (y que muestra aún) una relación inapelable entre el abuso sexual infantil y las graves secuelas que dejan. Sobre esto ya había poco que decir y había un acuerdo bastante bueno en toda la comunidad científica.


A pesar de esto, las conclusiones de estos señores fueron que el abuso sexual en la infancia está solo “ligeramente” asociado con el daño psicológico, y que el daño puede no deberse a la "experiencia sexual" (atención a la forma de describirlo), sino a factores familiares negativos en los antecedentes de los niños. Además, afirmaban también que los menores que habían supuestamente "consentido" no mostraban evidencia de daño y a menudo tenían reacciones positivas al "sexo con adultos". Finalmente concluyeron que el comportamiento que los profesionales comúnmente denominan "abuso sexual infantil" puede constituir simplemente una infracción de las normas sociales y considerarse abuso solo si el niño reacciona negativamente al encuentro. También abogaron por una terminología menos crítica. Por ejemplo, un encuentro "voluntario" con reacciones positivas que involucre a un niño de 9 años y a un hombre adulto, ya no se consideraría abuso sexual; simplemente se llamaría "sexo adulto-niño", un término de valor neutral.


Como se comprueba, este pseudoestudio va totalmente en contra de los resultados de los 20 años anteriores, y de los 20 posteriores también, que siguen mostrando una relación sólida entre el abuso sexual infantil y unas secuelas graves.


Los que hayáis leído ya mi entrada sobre el ideario pederasta ya reconoceréis la forma de hablar típica de los pederastas en todo el estudio. Es más, estos términos los inventaron estos señores. Este estudio está en el origen de esta forma de hacer apología de la violencia sexual contra la infancia. Primero de todo, el menor no consiente, lo convencen con engaños, o lo amenazan o lo coaccionan o lo seducen con juegos. Este es una de las múltiples manipulaciones que lleva a cabo el pederasta para conseguir que los menores cedan y no se quejen y no se vayan y no denuncien. Está tan documentado que esto es así que en criminología existe una palabra para denominar esta seducción del pederasta, se llama Grooming.


En esta creencia de que el menor consiente hay otra trampa y es que ellos aconsejan que se censure el abuso solo si el menor “reacciona negativamente al encuentro”. Lo que hay que saber aquí es que después de haber sido seducidos o programados (porque el abuso sexual es una programación), la mayoría de los menores tendrán un comportamiento ante el acercamiento sexual de un adulto que se podría entender como positivo para los que no saben de lo que hablamos cuando hablamos de abusos. Es uno de los mayores problemas que vemos en ellos cuando son adultos, y es que se sienten demasiado culpables porque se recuerdan a sí mismos como accediendo a los encuentros, cuando en realidad fueron manipulados para acceder.


Por otro lado, en el estudio usan también el término "sexo con menores", que sabemos que es uno de los términos que usan los pederastas y que se basa en la manipulación del lenguaje incluido en su ideario. Y no podemos ser tibios a la hora de expresar nuestro repudio hacia este tipo de comportamientos. Hay que hablar claro: esta es la forma en la que se expresan los pederastas. Ese pseudoestudio lo firmaría cualquier pederasta. Y no nos importa si son académicos o si se hacen pasar por científicos. Si un científico o un académico creara un pseudoestudio haciendo apología del terrorismo no tendríamos dudas sobre lo que se pretende con él. No nos temblaría la mano a la hora de adjetivar a sus creadores como de “terroristas”. Porque el que hace apología del terrorismo es terrorista. De la misma forma, aquel que hace apología de la pederastia es pederasta. Sin paliativos. Por cierto, en España no existe el delito de apología de la pederastia.



Muchos profesionales de verdad refutaron este pseudoestudio. La historia es larga y quizás haga otra entrada más adelante, pero decir aquí que el escándalo fue sonado. Se denunció el artículo y el Congreso de los EUA lo condenó, lo que solo sirvió para darle más propaganda. En la entrada sobre la reactancia psicológica hablamos de cómo muchas veces las reacciones en contra de algo solo sirven para hacerlo más fuerte y grande. La reacción en contra de este artículo generó un escándalo que hizo que llegaran a conocerlo incluso personas que nunca habían leído un artículo científico. Es probable que todo ese ruido se generara a propósito para pasar el ideario pederasta a la población, puesto que esa fue la consecuencia final de todo esto.


Porque lo que hay que decir es que este estudio es pura propaganda. Yo, que soy muy desconfiada y sé lo muy bien organizados que están los pederastas, sospecho que estos pseudoinvestigadores nunca tuvieron ninguna intención de hacer ningún estudio, sino que buscaron desde el principio crear el escándalo que sabían que se crearía. En esta entrada sobre la reactancia también puse el ejemplo de un libro que se publicó en España llamado “Todas putas”. El título es una obvia provocación para aumentar las ventas. Y funciona.


Además, con todo el escándalo, consiguieron desviar la atención sobre la nula evidencia científica que contiene el estudio, que es otra componenda pederasta más...


Los componentes de una de las asociaciones que refutó este pseudoestudio, llamada The Lidership Council, afirmaron algo en este sentido(1). Lo primero que llama la atención de su investigación es que afirman que “muchos estudios defectuosos llegan a las revistas científicas”. Y aquí hay que pararse a reflexionar un poco sobre la soberbia que caracteriza a los académicos y científicos cuando defienden su religión. El Lidership Council es una organización sin fines de lucro compuesta por expertos en psicología, medicina, derecho y periodismo que trabajan en la aplicación ética de la ciencia en psicología. Y que una institución como esta afirme que muchos estudios mal hechos llegan a las revistas científicas habla muy mal de la comunidad científica al completo. Pero lo más importante es que afirman que es raro que uno de estos artículos mal hechos llegue a ser de interés periodístico. Es decir, se hacen partícipes de la sorpresa que causa ver que un artículo científico (malo) haga tanto ruido.


Ante esta situación, las asociaciones de pederastas, recogieron el guante e hicieron suyos los argumentos de Rind. Todo este argumentario se ha hecho muy conocido entre los pederastas y no hay ni uno solo de ellos que no hable en estos términos. Los expertos en abuso sexual saben que las distorsiones cognitivas juegan un papel importante en la realización de los delitos sexuales y dos de las distorsiones que los pederastas usan más habitualmente para justificar los abusos son que los niños pueden consentir en tener relaciones sexuales con adultos y que los abusos no causan daño a los menores. Justo aquello en lo que les aleccionó el estudio de Rind.


Yendo más lejos, muchos pederastas aprovecharon el escándalo para hacerse las víctimas de lo que ellos llamaron una “censura por causas morales” a lo que ellos consideran una orientación sexual más. Veremos en otra entrada este argumento sobre que esto es una orientación sexual más y cómo intentan que esa idea cuele en la población. Y en general veinte años después vemos que esta forma de hablar y de entender los abusos ha calado entre los pederastas y sus afines y ellos sí hablan así, aunque la comunidad científica no lo haga. Esto está calando en la población hasta el punto en que encontramos que muchas personas decentes comienzan a hablar como los pederastas sin saber.


Finalmente, el pseudoestudio Rind ha sido citado muy a menudo y se ha usado como evidencia en juicios penales contra pederastas para justificar su comportamiento apelando a que los menores no sufrieron daños. Como vemos, el caso dio mucho de sí.


Y lo peor de todo esto, y lo que más nos importa aquí, es que esto se pudo llevar a cabo con la aprobación y el beneplácito (y la complicidad) de la APA. La APA no es inocente de todo lo que pasó, empezando por la publicación de un artículo que, a juzgar por su falta de calidad, no debería de haber llegado nunca a una revista científica.


2. Su papel en la promoción de las falacias pederastas


La APA tiene un programa de patrocinio para lo que ellos llaman Educación Continua(6) que usan para adjudicar subvenciones a instituciones que hacen formación para psicólogos. Pues bien, en el año 1995 le concedieron una de estas subvenciones a una institución pederasta.


Esta asociación pederasta es la False Memory Syndrome Foundation (FMSF), La Fundación para el Síndrome de la Falsa Memoria (FFM), ya inexistente. Si estás interesado en la falacia pederasta de la falsa memoria, te recomiendo que leas o escuches mi Monográfico sobre la Falsa Memoria.





Que la APA le concediera una subvención a una organización pederasta dejó a muchos de sus miembros desconcertados, sin saber muy bien a qué atenerse. Eso sin contar con el cabreo de muchos de ellos. Las implicaciones de esta decisión son vastas y a largo plazo. Concederle esta distinción a esta asociación significa que la APA reconocía a la Fundación para la Falsa Memoria como una organización capaz de planificar e implementar programas educativos para psicólogos.


Aquí hay que señalar que la propia APA había advertido anteriormente que las agendas legislativas de muchas sucursales de la FFM representaban “una seria amenaza para las profesiones de salud mental y para la disponibilidad general de servicios de salud mental de calidad”. Es decir, la propia APA había reconocido a esta organización como amenazante para los psicólogos, y así era.


Lo que más choca de toda la historia es la respuesta de los portavoces de la APA cuando se les cuestionó que tomaran esa decisión. Una de las responsables de la Oficina de Asuntos Públicos de aquel entonces, Rhea Farberman, explicó que la entrega de estas subvenciones se basa únicamente en los méritos que tenga la asociación para alcanzar el estatus de administrador de Educación Continua(7). Ella misma consideraba la falacia de la falsa memoria como “ciencia impopular” (¿ciencia?), pero defendía que la APA no podía negar el estatus de administrador de EC a ninguna organización simplemente porque su ciencia resultara impopular entre la mayoría de los profesionales. Se refería a que muchos psicólogos miembros de la APA nunca se creyeron (y siguen sin creerse) que un psicólogo pueda implantar recuerdos falsos en la mente de nadie.


Luego, esta componente de la APA, junto con otros colegas, se amparó en la ciencia para fundamentar sus argumentos. Esta es una jugada que vemos de forma repetida cuando los pederastas, académicos en este caso, quieren hacer apología de la pederastia. Vamos a ver que muchos son capaces de usar el argumento de proteger la ciencia para justificar los actos más mezquinos. En ese sentido, Farberman argumentaba con la “responsabilidad” la APA de proteger “la investigación, los datos y la ciencia”.


Y como nos toma por tontos, Farberman también explicó que no debíamos pensar que la entrega de subvenciones a una asociación pederasta conlleva un respaldo de la APA a estas asociaciones. Y para justificarse se reafirmaba en que la APA encontraba muchas posiciones, prácticas y acciones de la FFM “preocupantes” y que consideraban que “muchos miembros de la junta de FFM adoptaban posiciones y actuaban de maneras inaceptables para la APA”. Esto solo prueba el cinismo de la APA.


Como siempre que hablamos de pederastia, muchas de las acciones y palabras de estos individuos no tienen ningún sentido. Si quieren proteger la ciencia que lo hagan, y de hecho es lo que muchos esperamos que hagan. Ahora bien, financiar y amparar económica y moralmente a una asociación anticientífica, antivíctimas y antiinfancia no es «proteger la ciencia» ni tiene nada que ver con la ciencia, sino con la complicidad criminal, y por eso nos preguntamos si la APA no será una institución criminal en sí misma. Los datos aportados hasta aquí parecen llevarnos en esa dirección. Quizás APA en realidad signifique Asociación Americana de Pederastas.


La directora ejecutiva de la Dirección de Educación de la APA en aquel entonces, Jill Reich, había salido en defensa (o más bien justificación) de la decisión de la APA con unas declaraciones que casi le hicieron más daño. Y es que resulta que para tomar la decisión de a dónde van a parar las subvenciones, la APA no considera el contenido del programa de las diferentes instituciones, sino que consideran solo los elementos formales: la estructura, la administración, los profesores, etc.


Cuando en aquella entrevista a Farberman se le preguntó cómo la APA podía saber si una organización en particular cumplía con los criterios exigidos sin mirar el contenido del programa, esta explicó que les daba “mucha seguridad la actividad educativa pasada de la asociación y la presencia de especialistas de renombre en su junta”. La propia Reich confirmó esto afirmando que la solicitud de la Asociación de la Falsa Memoria había proporcionado amplia evidencia de que eran capaces de ofrecer educación continua que beneficiara a los psicólogos (a los psicólogos pederastas, quizás…). ¿Alguien le encuentra sentido a esto? Primero afirman que la APA consideraba que la FFM era “una seria amenaza para las profesiones de salud mental” y que “muchos miembros de la junta de FFM adoptaban posiciones y actuaban de maneras inaceptables para la APA” y luego nos dicen que los miembros de la junta de la FFM son “especialistas de renombre” que les ofrecen confianza en lo que respecta a la educación de otros psicólogos. Y es que hay que hacer malabares para defender la pederastia y a los pederastas. Es lo que tiene…


Recordemos que los miembros de la junta de la FFM eran personas como Ralph Underwager, uno de los fundadores al que expulsaron porque se pasó en su defensa de la pederastia concediendo una entrevista a la revista holandesa pederasta Paidika. El resto de los miembros fundadores de esta asociación eran hombres acusados de abuso sexual y que no tenían reparos en hacer apología de la pederastia abiertamente y sin tapujos, porque si de algo gozan los pederastas, es de libertad de expresión.


Es decir, los representantes de la APA nos están diciendo que unos señores que se reconocen como pederastas sin tapujos, o bien, que han sido denunciados por abuso sexual infantil, alguno de ellos con condenas en firme, son “especialistas de renombre”, que les dan “seguridad” y que están “preparados para hacer una formación de calidad a los psicólogos”.

Y es verdad que algunos de los miembros de la junta de la FFM eran psicólogos, pero la mayoría de ellos no tenían la experiencia clínica o de investigación en trauma y abuso que se supone que necesitarías para enseñar a los psicólogos a través de sus ofertas de educación continua. Porque la formación que hacían era sobre abusos, claro.


Recordemos que los miembros de la FFM eran mafiosos que utilizaban tácticas para amedrentar a las víctimas. Eran personas que hacían piquetes a la puerta de las consultas de algunos psicólogos para aterrorizar a sus clientes, o que insultaban o desprestigiaban a los autores de los artículos que refutaban sus pseudoinvestigaciones, en lugar de replicar a su vez con otra refutación científica. Esta asociación incluso creó una lista negra con todos los psicólogos que practicaban técnicas neuroreprocesadoras, concretamente EMDR. Es decir, podemos maquillarlo como queramos, pero sigue teniendo muy mala pinta. Tengamos en cuenta que el dinero que la APA le regaló a la FFM se usó para crear más propaganda en contra de las víctimas y a favor de la pederastia. Es demasiado grave como para justificarlo con pobres excusas.


3. Su falta de ética y de apoyo a las víctimas


En 1995 dos mujeres presentaron sendas denuncias ante la APA por falta de ética contra Elisabeth Loftus. Ya hablamos de Loftus en el Monográfico sobre la Falsa Memoria; es una psicóloga profesora de universidad y que fue miembro de la FFM desde sus inicios, una persona que jugó un papel muy importante en la divulgación de las teorías pederastas de la FFM.


Pues bien, Jennifer Hoult y Lynn Crook denunciaron a Loftus ante a APA alegando que esta había descrito erróneamente los hechos de sus casos legales en dos artículos escritos por ella. La tergiversación y la falsedad documental son costumbres que le han valido a Loftus varias denuncias. Estas dos mujeres habían ganado los juicios que habían llevado a cabo contra sus padres por abusos sexuales en la infancia. En sus juicios presentaron evidencias suficientes de sus alegatos y ganaron ambas.


Pues bien, en el caso de Jennifer Hoult, Loftus distorsionó y falsificó datos y usó afirmaciones erróneas para tergiversar el caso en contra de ella. La corte estadounidense le había otorgado a Jennifer 500 000 dólares en concepto de daños por los abusos sufridos por su padre. Y a pesar de que el padre recurrió la sentencia, todos los tribunales a los que apeló le dieron la razón a ella. Después, el padre se unió a la Fundación de la Falsa Memoria…


En aquellos momentos Loftus era miembro de la APA, pero casualmente renunció a su puesto después de que en la APA recibieran las denuncias. Y una vez que renunció, la APA se negó a investigar las denuncias de estas mujeres, por lo que no se pudo llegar a aclarar el caso.


Ante esta renuncia hubo mucha polémica, porque a muchos les parecía extraño que Loftus renunciara justamente en ese momento. Se habló de que alguien desde la junta de la APA le había dado a Loftus la información de que la habían denunciado, porque esta información es confidencial y solo la comparten ciertos miembros. La APA estudia estas denuncias y toman una decisión al respecto, que puede conllevar la expulsión de la APA del psicólogo denunciado. Ser expulsado de la APA por una denuncia por falta de ética es muy grave para un psicólogo, por eso se sospecha que avisaron a Loftus desde la propia APA para que renunciara antes de tiempo.


Hoy ya sabemos que efectivamente a Loftus le dieron un chivatazo para que se fuera antes de que la echaran(2). Parece que la persona que le avisó fue Raymond Fowler, un psicólogo que había sido presidente de la APA años antes. Fowler trabajaba en esos momentos en el Comité de Ética y manipuló el proceso de adjudicación cuando vio que se había presentado una queja contra Loftus. Se adjudicó la queja y la gestionó él, siendo que lo primero que hizo fue avisarla para que renunciara a su puesto antes de que se abriera formalmente un caso contra ella. En otro ejercicio de cinismo (a los que ya nos tienen acostumbrados) se atrevió a negarlo y nombró a uno de sus adjuntos para que “investigara” cómo se había enterado Loftus de la denuncia.


La ironía aquí es que al resignar, Loftus alegó que lo hacía por “diferencias científicas irreconciliables” haciendo una crítica sobre la forma de entender la ciencia en la APA. Esto era así porque Loftus era miembro de la FFM y desde allí criticaban que se hicieran estudios sobre el abuso y la memoria que no les daban la razón a los postulados falaciosos de la falsa memoria. Increíble pero cierto, esto se producía poco después de que la APA le otorgara la subvención de EC a la FFM. Quizás estos dos hechos no estén tan desconectados como parece.


Muchos pueden pensar que estas cosas ocurrieron hace tiempo y que la APA no ha vuelto a dar indicios de hacer estas cosas. A lo que tenemos que responder que todo lo ocurrido en esos años ha tenido y tiene unas graves consecuencias en la vida de las personas, sobre todo para los supervivientes de abusos sexuales en la infancia. De haber tenido la APA la actitud correcta y la mano firme necesaria contra la apología de la pederastia, la vida sería muy diferente hoy para las víctimas en todo Occidente. No nos debe importar si eso fue puntual en un momento temporal o si fue hace veinte años, lo que importa cuando hablamos de instituciones públicas que trabajan -supuestamente- por el bienestar de las personas es que hagan su trabajo bien siempre. Hacer apología de la pederastia o fallar en la defensa de las víctimas es lo último que esperaríamos de una organización como la APA.


En otra entrada hablaremos de los avances sociales de los pederastas y de la situación tan terrible en la que estamos en lo que respecta a la protección de la infancia. Entonces comprenderemos mejor cómo encaja esta actitud de la APA en todo el cuadro global y en este estado de cosas.

Hasta entonces, cuídate mucho.


Puedes escuchar el podcast correspondiente a esta entrada aquí.





Referencias:


(1) Dallam, S. J., Gleaves, D. H., Cepeda-Benito, A., Silberg, J., Kraemer, H. C., & Spiegel, D. (2001). The effects of child sexual abuse: Comment on Rind, Tromovitch, and Bauserman (1998). Psychological Bulletin (APA) 127, 715-733.


(2) Hoffman, D. H., Carter, D. J., Viglucci López, C. R., Benxmiller, H. L., Guo, A. X., Yasir Latifi, S., & Craig, D. C. (2015). Independent review relating to APA ethics guidelines, national security interrogations, and torture. Chicago/Washington: Sydney Austin LLP.


(3) Ondersma, S. J., Chaffin, M., Berliner, L., Cordon, I., & Goodman, G. S. (2001). Sex with children is abuse: Comment on Rind, Tromovitch, and Bauserman (1998). Psychological Bulletin, 707–714.


(4) Rind, B., Tromovitch, P., & Bauserman, R. (1998). A meta-analytic examination of assumed properties of child sexual abuse using college samples. Psychological Bulletin, 124(1) (APA), 22–53.


(5) The Leadership Council


(6) APA Approved Sponsors of Continuing Education


(7) The Awareness Center


(8) Ken Pope Website The American Psychological Association Outsources Adjudication of Ethics Complaints: 5 Far-Reaching Consequences


(9) Ken Pope Website A Human Rights and Ethics Crisis Facing the World's Largest Organization of Psychologists - Accepting Responsibility, Understanding Causes, Implementing Solutions






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